El cierre de varios locales de Mcdonald’s en Venezuela evidenció las dificultades para seguir operando tras las reformas económicas del gobierno, que incluyen rebajas obligadas de precios y aumentos salariales imposibles de costear en una economía casi paralizada.
“Continuamos adaptando nuestro negocio a la dinámica de los mercados en los que estamos presentes. Acorde a esa dinámica y adaptación, hemos cerrado un número reducido de restaurantes recientemente”, anunció el sábado Arcos Dorados, que opera la marca estadounidense en el país petrolero.
La empresa no precisó el número de locales, pero la prensa local y usuarios informaron que son al menos
Venezuela enfrenta una sequía de divisas por el derrumbe de la producción de crudo -fuente de 96% de los ingresos- y la falta de financiamiento. Fue declarada en default parcial en 2007 y soporta sanciones de EE UU. siete, cuatro de ellos en Caracas. Siguen funcionando unos 120. En el de Sabana Grande, al este de la capital, solo se mantiene abierta su pequeña tienda de postres, con precios impagables para muchos. “¡Nueve millones de bolívares un helado! ¡Te volviste loco!”, se quejó un cliente. El helado cuesta 90 bolívares soberanos, denominación lanzada por el presidente Nicolás Maduro el 20 de agosto y que restó cinco ceros a la moneda, pulverizada por una inflación que según el FMI cerrará 2018 en 1,000,000%.
“Si el dinero no alcanza para comprar la comida básica, ¿cómo voy a ir a un Mcdonald’s?”, manifestó a la AFP Julián Peña, de 79 años. Un helado cuesta igual que un kilo de carne.
El caso de Mcdonald’s, que ya había tenido que cambiar su menú por escasez de insumos, se suma al del fabricante de neumáticos Pirelli, que el pasado lunes cerró su planta en Venezuela por falta de materia prima. Según el gobierno y el sindicato, se llegó a un acuerdo para reanudar las operaciones