La Organización del Tratado del Atlántico Norte surgió en plena Guerra Fría, en 1949, después de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de unificar militarmente a los Estados y favorecer “el bienestar y la estabilidad” en esta región del norte. Aunque su misión en las siguientes décadas fue contrarrestar la influencia de la Unión Soviética. La OTAN pasó en 2017 a 29 miembros de los 12 países fundadores, en aplicación del art. 10 del Tratado de Washington que permite la membresía a cualquier otro Estado europeo en condiciones de contribuir a la seguridad en la región.
Pero la Alianza Atlántica decidió ir más allá de su región inmediata y colaborar con otros socios, confirmando lo establecido en la cumbre de Lisboa en 2010.
En mayo de 2017, Colombia se convirtió oficialmente en el único y primer ‘socio global’ de la OTAN, en América Latina, para cooperar en ámbitos como la ciberseguridad, la seguridad marítima y el terrorismo, pero que no implica su membresía a la Alianza Atlántica, puesto que solo pueden entrar como nuevos miembros las naciones europeas.
Con Colombia en la OTAN se produce la liquidación del proceso de integración latinoamericana, que trató de desarrollarse la década pasada auspiciada por la izquierda populista bolivariana en la ALBA, Mercosur y Unasur. Colombia se convierte en su primer gran bastión fuera de territorio estadounidense y en punta de lanza de la OTAN del siglo XXI, en Sudamérica.
Dr. Franklin Salazar Savinovich