Nadie en Venezuela, salvo el chavismo, acepta la versión oficial del «suicidio» del concejal opositor Fernando Albán, detenido el pasado viernes por los agentes del siniestro Sebin, la Stasi bolivariana. A Nicolás Maduro los demócratas se le arrojan desde las ventanas, a la altura de un décimo piso, mientras permanecen bajo la vigilancia de su policía política, una escena que pone de manifiesto el alcance de la represión política que sufre la oposición a la dictadura, cada vez más sanguinaria y desinhibida para perpetrar sus atropellos e intimidar a los venezolanos.