“La Unión Europea no busca de ninguna manera suavizar su posición respecto a Venezuela”. Bruselas anunció ayer por boca de su jefa de diplomacia, Federica Mogherini, que aunque se estudiará la viabilidad de sentar a dialogar al régimen venezolano con la oposición no se suavizará la postura comunitaria hacia el país, ni se renunciará a la política de sanciones impuesta al Gobierno de Nicolás Maduro. Aún así, ayer y a petición de España, los titulares de Exteriores de la UE debatieron la necesidad de ensayar alguna vía más orientada al diálogo. “Exploraremos la posibilidad de crear un grupo de contacto para ver si se dan las condiciones para facilitar un proceso político”, explicó Mogherini en Luxemburgo. También advirtió de que adentrarse en este proceso de diálogo no implica lograrlo: “No quiero crear expectativas”.
Los ministros de Exteriores de la UE debatieron ayer sobre la iniciativa española para reactivar un diálogo político en Venezuela. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, anunció que se estudiará la viabilidad de sentar a dialogar al régimen con la oposición, aunque advirtió de que eso no implica suavizar la postura comunitaria hacia el país latinoamericano ni renunciar a la política de sanciones ni derogar las ya existentes. “Aún no hemos decidido constituir nada. Solo explorar esa posibilidad porque tememos que, en ausencia de un proceso político, las tensiones solo pueden empeorar”, recalcó Mogherini.
Las primeras sanciones que adoptó la Unión por la deriva antidemocrática de Venezuela se fraguaron en noviembre del año pasado, poco después de que el entonces ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, del PP, hubiese sugerido que hacía falta endurecer la política europea. Ayer, a petición de España, los titulares de Exteriores de la UE debatieron la necesidad de ensayar alguna vía más orientada al diálogo, sin renunciar a las sanciones.
“Exploraremos la posibilidad de crear un grupo de contacto para ver si se dan las condiciones para facilitar un proceso político, una vía para contactar con todas las partes (Gobierno, las diferentes ramas de la oposición y también algunos actores regionales e internacionales), y explorar las condiciones para iniciar un proceso político”, resumió, con gran cautela, la alta representante tras la reunión de los ministros celebrada en Luxemburgo.
Mogherini insistió en que no se abandona la vía sancionadora: “La UE no busca de ninguna manera suavizar su posición respecto a Venezuela”. Y también advirtió de que adentrarse en este proceso de diálogo no implica lograrlo: “No quiero crear expectativas; todavía no hemos decidido constituir nada, solo explorar esa posibilidad porque tememos que, en ausencia de un proceso político, las tensiones solo pueden empeorar”.
Pese a todos los matices, la propuesta del Ejecutivo provocó ayer una airada reacción del PP y de Ciudadanos. El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, declaró que Pedro Sánchez “no debe aceptar la posición de [José Luis Rodríguez] Zapatero sobre Venezuela por dignidad democrática” y exigió al Gobierno que se mantenga “firme” frente al Ejecutivo de Nicolás Maduro. “No se puede ceder en todos los frentes”, insistió el líder popular tras reunirse con varios opositores venezolanos en la sede de su partido en Madrid. Casado sugería así que la posición del Ejecutivo socialista obedece a la alianza con Podemos.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, pidió a Sánchez que no mire “hacia otro lado” en relación con las violaciones de derechos humanos que se registran en Venezuela y cargó contra el expresidente socialista. “¿A qué está jugando Zapatero? ¿A avergonzarnos en Venezuela? ¿Qué tiene que ganar legitimando un régimen absolutamente tirano?”, se preguntó.
Bruselas aprobó las primeras sanciones el pasado enero, por un periodo inicial de un año,
que se puede prolongar si los ministros se hallan de acuerdo. En ningún caso la propuesta española pretendía derogarlas, ni siquiera plantear que no se renovaran cuando llegase el plazo límite. Lo que España defiende es que, más allá de esa política ya en vigor, conviene aplicar otras fórmulas para afrontar una crisis que no deja de empeorar, con más de dos millones de ciudadanos desplazados de Venezuela a causa de la pobreza y de la represión política.
También el ministro español, Josep Borrell, insistió en la idea de que no se generen demasiadas expectativas. “No se trata de promover una mediación, sino de abrir un proceso de facilitación, sin saber si es posible y sin levantar expectativas. Es algo más que aportar ayuda humanitaria”, señaló en la conferencia de prensa posterior a la reunión de los titulares de Exteriores. Borrell citó a Italia y Portugal como socios que expresan inquietudes similares.
Bruselas aplica dos tipos de sanciones en el país latinoamericano: por un lado, veta la exportación de armamento y material que pueda usarse para la represión en Venezuela; por otro, ha incluido en una lista negra a altos cargos considerados responsables de la represión, a quienes prohíbe la entrada en la UE y les congela los bienes que puedan tener en territorio comunitario.