Hacía tiempo que una cumbre iberoamericana no reunía a tantos mandatarios –17 de 22–, y tan diversos, como los que han confirmado su asistencia al encuentro que se celebrará hoy en la ciudad guatemalteca de Antigua. Una de las presencias más controvertidas será la del dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, que regresará a este foro tras diez años de ausencia y lo hará precisamente en su peor momento, tras la matanza de medio millar de opositores, el encarcelamiento de otras tantos y un brutal endurecimiento de la represión. Si finalmente acude a Antigua, el presidente Pedro Sánchez le pedirá una «reunión personal».
Ortega regresará a una cumbre en la que precisamente el resto de los mandatarios deberán decidir qué quieren hacer con las dictaduras implacables de Venezuela y Nicaragua, según informaron fuentes diplomáticas, aunque también hay otros países que empiezan a convertirse en motivo de preocupación por haber emprendido el camino hacia la polarización, como son México y Brasil. Ambos países están representados en Antigua por sus pre- sidentes salientes, Michel Temer y Enrique Peña Nieto, ya que los mandatarios electos, el izquierdista mexicano Andrés Manuel López Obrador y el derechista brasileño Jair Bolsonaro, aún no han tomado posesión de sus cargos.
Precisamente, el Rey y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, almorzaron ayer con Peña Nieto en unos momentos en los que los empresarios españoles están muy preocupados por el futuro de sus inversiones en México, después de que López Obrador cancelara un proyecto adjudicado por valor de más de 13.000 millones de dólares para construir el nuevo Aeropuerto Internacional de México.
El ambiente de preocupación que se respira en la XXVI Cumbre Iberoamericana ya lo avanzó ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, quien pidió a sus homólogos que apoyaran el multilateralismo y evitaran la polarización política. «Pareciera como si el mundo se estuviera deslizando a los años 30 y aunque no haya grandes intenciones expansionistas, sí hay aires de venganza, tensiones proteccionistas y ataques a la ONU», advirtió Borrell. Por eso, pidió aprovechar «este espacio de diálogo difícil de encontrar en otro lugar».
También el Rey, durante su intervención ayer en un encuentro empresarial en Antigua, quiso reiterar que «desde España se defienden las ventajas del librecambio en el marco multilateral como un potente motor de generación de riqueza y de empleo», y señaló que España, que es el segundo inversor en Iberoamérica, ha creado casi 800.000 puestos de trabajo en esta región. En su intervención, el Rey animó a incorporar a la mujer en puestos de mayor responsabilidad en las empresas, y dijo que este constituye «uno de los grandes desafíos de las sociedad modernas».
Encuentros bilaterales
Don Felipe también mantuvo ayer encuentros bilaterales con los presidentes de Guatemala, Jimmy Morales; y Paraguay, Mario Abdo; y, poco después, Pedro Sánchez se reunió por su cuenta con estos mismos mandatarios. Daba la impresión de que el presidente del Gobierno trataba de replicar la agenda del Rey, pues a la vez que Don Felipe entregaba el premio Enrique Iglesias al presidente de Pan American Energy, Alejandro Bulgheroni; y una mención de honor al expresidente de la Corporación Andina de Fomento, Enrique García; Sánchez –acompañado por su esposa, Begoña Gómez– entregaba los premios Juventud, donde instó a «trabajar con humildad». Todo sucedía a la misma hora y en salones distintos del mismo edificio, la Oficina de Formación y Cooperación Española.
El Rey también coincidió con los presidentes de Bolivia, Evo Morales; y de Ecuador, Lenin Moreno, y asistió a la presentación del programa iberoamericano de discapacidad, a la que igualmente acudió el presidente del Gobierno con su esposa. Después, los dos intervinieron en el encuentro empresarial iberoamericano y, por la noche, asistieron a la cena que el presidente de Guatemala y su esposa, Patricia Marroquí, ofrecieron a los jefes de Estado.
En este clima de preocupación y con la caravana de emigrantes de trasfondo, los mandatarios se reunirán hoy con un agenda dirigida a hacer una Iberoamérica más inclusiva, aunque también saldrán a discusión los graves problemas políticos de fondo. Tanto el Rey como el presidente del Gobierno intervendrán este viernes en la sesión plenaria de la Cumbre.