● Tivisay Gonzáles vende tintos, cigarrillos y dulces por las calles de Bogotá, es abogada, tiene 52 años y hace tres meses salió de Venezuela por la crisis que allí se vive.
Ayer, en la horas de la tarde, llegó al campamento humanitario adecuado por el Distrito para albergar a más de 500 migrantes venezolanos que se encontraban a los alrededores del terminal El Salitre.
El espacio está habilitado con carpas amarillas, camas, colchonetas y baterías sanitarias. Si bien la permanencia en este nuevo refugio no es obligatoria, los migrantes deben cumplir con un manual de convivencia el cual establece horarios de entrada y salida, actividades que están prohibidas al interior del campamento, dinámicas para reclamar las ayudas previstas por el Distrito u otras entidades y disposiciones generales de obligatorio cumplimiento.
Sin embargo, Tivisay y algunos de sus compatriotas que empezaron a ser trasladados desde las cinco de la mañana de ayer, dicen estar inconformes con esta reubicación porque no pueden prender fogones de leña para preparar alimentos; el horario mínimo de permanencia en el lugar es de 8:00 p.m. a 5:00 a.m. lo que, según ellos, les impide desarrollar algunas actividades económicas para ganarse la vida. Y, por último, la falta de información de las autoridades para el traslado hacia el nuevo lugar.
Felipe Muñoz, Gerente de Frontera con Venezuela, indicó que este no es el primer proceso de este tipo que se realiza en el país: “Ya hemos tenido reubicaciones de migrantes en Barranquilla, Cúcuta y Valle del Cauca. Toda esa experiencia la pusimos en Bogotá para que el impacto sea menor. Esta ciudad agrupa el 23 % de la totalidad de venezolanos que están en Colombia”.
El campamento, ubicado detrás de la Contraloría (carrera 69 con calle 47), ha generado protestas de los vecinos del sector, estos argumentan que no les socializaron el refugio ni los planes de la Alcaldía para garantizar las condiciones de salubridad, convivencia y seguridad tanto a los venezolanos como a los residentes del barrio.
Por su parte, el Distrito asegura que este espacio solo estará habilitado hasta el 15 de enero del 2019 mientras se legaliza la situación de los migrantes. Cristina Vélez, secretaria de Integración Social, dijo que para esa fecha se espera que las 460 personas que se encuentran en el albergue, puedan obtener su permiso de residencia, conseguir un trabajo estable y solventar sus necesidades básicas en la ciudad.
Por su parte, Raúl Buitrago, secretario general de la Alcaldía, dijo que se van a realizar actividades tanto con los venezolanos como con la comunidad a los alrededores del campamento para garantizar la tranquilidad del sector. Además, indicó que este será un espacio controlado por la fuerza pública y seguridad privada.
Cerca de 90 personas que estaban en El Salitre no aceptaron la reubicación. La autoridades ya hacen presencia en esa zona para impedir un nuevo asentamiento migratorio.