A invitación del Gobierno de Brasil, el Pentágono está participando desde ayer en una serie de ejercicios militares en América del Sur que según la diplomacia norteamericana van destinados a prepararse para intervenir en casos de «ayuda humanitaria». Estas maniobras se producen en el contexto de una crisis sin precedentes en Venezuela, país que ya han abandonado tres millones de refugiados y que padece una dramática carestía de alimentos y medicinas.
EE.UU. ha enviado a Brasil seis cazas F-16 de la Guardia Nacional de Texas y un avión cisterna KC-135 de la Guardia Nacional de Washington que van a participar con efectivos similares de los ejércitos de Brasil, Canadá, Perú, Chile, Uruguay y Francia, en una serie de ejercicios de poder aéreo ejecutados bajo metodología similar a la de la OTAN y que incluyen traslados a larga distancia con reabastecimiento en vuelo. Venezuela ha sido invitado como país observador.
La crisis en Venezuela
Estos ejercicios militares llegan cinco semanas antes de que Jair Bolsonaro tome posesión de la Presidencia de Brasil y a días de que el hijo de este, Eduardo Bolsonaro, visite Washington para reunirse con Donald Trump en la Casa Blanca. Los dos líderes de las naciones más pobladas de América han expresado admiración mutua y han planteado en el pasado la posibilidad de una intervención de ayuda a la población venezolana, dada la gravedad de la crisis en el país.
Según el encargado de negocios de la embajada norteamericana en Brasil, William Popp, EE.UU. «está comprometido con el refuerzo de las capacidades de sus aliados y la integración a nivel regional necesaria para dar apoyo en casos de asistencia humanitaria y también en misiones de rescate en desastres naturales, que son los mayores desafíos a los que se enfrenta la zona en la actualidad». Los ejercicios, que comenzaron ayer, durarán hasta el 30 de noviembre.
La última vez que el ejército norteamericano participó en unos ejercicios de este tipo fue en 2013. EE.UU. y Brasil cuentan con las fuerzas armadas mejor dotadas del continente. Cualquier intervención en este debe tener un fuerte componente aéreo, dada su vasta extensión y su orografía. En las simulaciones, que se están haciendo en el noreste de Brasil, hay un componente principal de preparación para «misiones de paz y estabilización», según un comunicado del ejército norteamericano.