Los primeros segundos de la edición del Festival de Viña que partió anoche ya exhibían algo inédito: dos animadores, María Luisa Godoy y Martín Cárcamo, que por primera vez se subían a la Quinta Vergara. Pero lo que más quebró el libreto fueron una serie de alusiones a la política y a la contingencia en un escenario en que históricamente sus rostros principales se han mostrado asépticos y neutrales con los problemas actuales.
“¡Democracia y libertad a Venezuela!”, fue el grito de Cárcamo casi al final del discurso de introducción, en referencia a los problemas sociales que hoy sacuden a la nación sudamericana. La gente aplaudió el mensaje.
Antes Godoy se refirió al instante turbulento que vive la región, mientras su compañero mencionaba la violencia política, el fascismo y el nazismo como conceptos que se contraponían a otro lema: “la
fuerza de nuestra historia está más viva que nunca”.
Según distintas fuentes, fue idea de los propios animadores lanzar las consignas, las que discutieron sólo al interior de su grupo más íntimo. De hecho, en el ensayo del sábado en la noche en la Quinta, cuando probaron la bienvenida, no dijeron ninguno de los pasajes políticos que luego difundieron por TV. Cárcamo en particular estuvo preguntando a algunos de sus cercanos en Canal 13 qué opinaban del tema de Venezuela. Pero los primeros minutos no sólo apuntaron a lo que pasan las noticias. También mezclaron feminismo, menciones a los niños, a los desastres naturales del país, y un repaso a sus propias biografías.
Luego vino la obertura oficial con el homenaje al fallecido Lucho Gatica a cargo de una pléyade de figuras, como Denise Rosenthal, Claudia Acuña, Francisca Valenzuela, Yuri, Beto Cuevas, Américo y Carlos Rivera. Al final, los animado-
res invitaron a Humberto Gatica, el productor que oficia de jurado y sobrino del cantante, para entregarle una Gaviota de platino póstuma a su tío. Después, el turno de empezar la fiesta: adiós a los discursos y tributos, era el turno de Wisin & Yandel, reggaetoneros vitoreados hasta el estruendo y que se llevaron gaviotas de plata y oro.
Otro de los instantes más esperados llegó un par de minutos después. Felipe Avello caminaba por los pasillos del backstage, según mostraban las pantallas del lugar, como
un púgil camino a su combate decisivo; en su caso, al show más relevante de su carrera. Con un libreto centrado en su familia, su pasado, siempre con quiebres impredecibles y frases desopilantes, y sumando gente al escenario para armar sus ya clásicos grupos improvisados, el cómico se llevó aplauso cerrado del público que a ratos reclamó por las fallas en las pantallas lateralesy ambos galardones. Fue la consagración masiva de una rutina siempre fuera de lo esperado: tanto como la primera noche de Viña 2019.b