Juan Guaidó intentó la noche del martes lanzar un mensaje de optimismo a sus seguidores. Después de meses de pulso con el Gobierno de Nicolás Maduro, el presidente del Parlamento de Venezuela se lanzó a disipar las dudas generadas por el impasse político e institucional en el que está
Esta semana es importante por las decisiones adoptadas en torno al diálogo entre las partes, una hipótesis que siempre ha despertado los recelos del ala más radical de la oposición.
Las delegaciones enviadas por Guaidó y por Maduro exploran la posibilidad de una negociación en la isla de Barbados bajo el auspicio de Noruega. Un paso, que no supone el único movimiento de la Asamblea Nacional, que ha alimentado expectativas y al mismo tiempo cierta desconfianza. “Nos falta vencer un enemigo más, la desesperanza, la desconfianza. El régimen está aislado, solo, derrotado, incluso dividido”, afirmó el jefe del poder legislativo en un vídeo difundido en las rede sociales. “Mientras nosotros nos mantengamos unidos y movilizados vamos a lograr cambiar Venezuela”, advirtió, aun concediendo la inquietud de algunos sectores opositores.
“Entiendo que tengan dudas, naturales, que pueden generar procesos como el de Oslo, procesos como la implementación del TIAR [un tratado interamericano de asistencia recíproca que abre la puerta a una intervención extranjera en sumido el país. Su estrategia le llevó a ser reconocido como mandatario interino por más de 50 Estados extranjeros, pero desde el pasado enero se ha enfrentado a los fantasmas del estancamiento, la desmovilización y, en definitiva, del miedo al fracaso frente al régimen chavista de Nicolás Maduro, que se mantiene en el poder.