La política de inmigración bajo la Administración Trump, según un informe publicado en el New York Times, estaría dando resultados positivos para el país porque ha logrado mermar la entrada de migrantes por la frontera.
Es sumamente controversial que lo que el mismo presidente ha llamado tolerancia cero pueda estar despertando pánico entre los inmigrantes que temen o ser interceptados en la frontera o separados de sus hijos. Es entendible que Estados Unidos deba proteger sus fronteras, pero también es entendible que los defensores de derechos humanos sigan pensando que separar a hijos de sus padres es inhumano. Porque es inhumano y va en contra de la naturaleza de un país como Estados Unidos.
El gobierno de Trump tiene preparada una redada para arrestar a nivel nacional a miles de inmigrantes indocumentados y se espera que si hay familias, se mantendrían unidas tanto en el centro de detención de Texas como en el Pensilvania, de acuerdo con voceros de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP). Los funcionarios aseguraron que tendrían en la mira a 2,000 personas y sería una operación en 10 ciudades, en las cuales la policía estaría también alerta.
La Florida, por ejemplo, es un estado ya por ley no santuario, así que las fuerzas públicas tendrían que estar alertas a arrestar indocumentados. Los opositores a estas medidas dicen que
incrementan los perfiles raciales y dan autoridad a los agentes policiales para arrestar a personas inocentes.
Este tipo de redadas son inoficiosas. Envían un mensaje a la base de votantes del presidente que ya está en campaña de que mientras no haya un muro entre la frontera entre México y Estados Unidos, él hará todo lo posible para ser duro con los inmigrantes indocumentados. Pero generan más ansiedad y pesar en comunidades enteras y en familias que temen que sus hijos vean arrestos forzosos. Sí, entrar a un país es ilegal si no se tiene un permiso, pero muchas familias huyen de problemas políticos gigantescos o de criminalidad o de hambruna.
Así como Estados Unidos acogió a muchos cubanos y otros latinoamericanos en el pasado, hay otros hispanos que han venido por motivos muy similares. A este punto, en vez de arreglar la situación de estas familias que en muchos casos llevan años trabajando y criando hijos en el país (muchos nacidos aquí) y aportando a la economía -realizando trabajos que en muchos casos los norteamericanos no quieren hacer-, lo que se está es queriendo tapar el cielo con un dedo para aparentar arreglar el problema, a expensas de seres inofensivos.
Como niños y ancianos que sufren el dolor de la separación familiar dentro de una misma casa. El presidente ha dicho en una rueda de prensa la semana pasada “vienen ilegales y nosotros los sacamos legalmente”. Suena bien, pero
¿se manejan las cosas correctamente? Estas redadas tienen costos al sistema, al igual que los albergues y los procesos de deportación. ¿Han visto cuántos casos de procesos legales tiene el servicio de inmigración atrasados?