Aunque el interior de Venezuela se ha visto sometido a un intenso racionamiento de gasolina durante todo el año, el 2019 culmina en las regiones más alejadas de Caracas con colas de hasta tres días para abastecerse de combustible. En la capital, que hasta ahora había estado a salvo del desabastecimiento, las filas pueden alcanzar hasta tres horas. Y el 2020 parece no traer mejoras.
La sensación de los expertos es que la escasez podría agravarse con el nuevo año y paralizar aún más una economía que lleva seis años en depresión económica y que en este período ha perdido casi dos tercios de su producto interior bruto (PIB).
La sensación en la calle es igual de incontestable. Carlos Burgos se levantó a las 5 de la mañana este 30 de diciembre para echar gasolina. Cuando llegó a la estación de servicio, era el tercero en la fila, pero no había combustible. A las 9 llegó el camión con el servicio. Fue atendido a las 11. Ocurrió en el centro de Caracas. «Este año ha escaseado, pero si uno no conseguía siempre había algunas bombas [estaciones] que tenían. Ahora están todas con colas, si no cerradas», indicó.
Pero en lugares como Ciudad Guayana, en el sur del país, o San Cristóbal, fronteriza con Colombia, esa espera ha alcanzado hasta cinco días. «Esto es una condena, una tortura que no debería sufrir un país petrolero», se quejaba Eugenio Gutiérrez desde Ciudad Guayana.
En Pariaguán, también al sur, hubo cortes de vías en protesta por la falta de combustible. No se registraron detenidos, pero sí escaramuzas entre policías que levantaban la protesta y los manifestantes. Gutiérrez llevaba casi 48 horas en la cola para echar combustible cuando la prensa local recogió su testimonio.
Venezuela, que producía 3,3 millones de barriles diarios de combustible y consumía 700.000 barriles diarios de gasolina, produce ahora menos de un millón de barriles y su consumo interno ha caído por debajo de los 160.000 barriles diarios, que tiene que importar mayoritariamente de Rusia, pues su sistema de refinerías ha sido desmantelado por el chavismo, según José Toro Hardy, director de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en los noventa.
La que fue segunda empresa petrolera del mundo ya no califica en ningún ránking serio de producción o distribución de combustible, señala Toro, quien indica que «es imposible ocultar ya el colapso de la industria petrolera». Rusia, por razones políticas, es prácticamente el único sostén del régimen de Maduro para que la actividad no cese por falta de gasolina, pues «la mayoría de los tanqueros evaden Venezuela por las sanciones [de EE.UU.]», indicó el experto.
En tanto, una de las cosas más difíciles de saber en Venezuela es cuánto pagar por la gasolina, pues en la práctica es regalada. Los dependientes de las gasolineras, que las tienen alquiladas, cobran tanto en cigarrillos o huevos como en dinero.