A medida que se intensifica la invasión rusa de Ucrania, aumentan los llamamientos para boicotear el petróleo ruso. En un comunicado publicado la semana pasada, 465 organizaciones de 50 países pidieron a sus gobiernos que dejaran de utilizar la energía rusa.
«La adicción mundial a los combustibles fósiles está financiando el belicismo de Putin», decía el comunicado, firmado por organizaciones como Greenpeace, Extinction Rebellion y Fridays for Future, entre muchas otras.
En un análisis del mercado petrolero de principios de marzo del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford, Rusia se sitúa como el segundo productor mundial de petróleo crudo, representando alrededor del 14 por ciento de la producción mundial de petróleo en 2021. Un 60 por ciento de las exportaciones rusas de crudo van a Europa, y otro 35 por ciento a Asia, señala el informe. Según los expertos, Europa paga a Rusia unos 350 millones de euros (382 millones de dólares) al día por el «oro negro”.
Como han señalado los autores del comunicado y expertos, si el mundo sigue usando el petróleo y el gas rusos, eso invalidaría las sanciones y los bloqueos internacionales que, se supone, deben persuadir a Rusia para que se retire de Ucrania.
Dificultades para sustituir el petróleo ruso
La importancia del petróleo ruso es parte de la razón por la que este no ha sido sancionado. Y aunque los gobiernos quisieran hacerlo, tendrían dificultades para sustituirlo y, lo que es más importante, les resultaría difícil evitar que los precios del petróleo se disparen.
Ya antes de la invasión rusa de Ucrania, los precios del petróleo eran altos. Mientras el mundo se empezaba a recuperar de la pandemia de COVID-19, una demanda superior a la esperada se enfrentó a la escasa oferta de los productores. Debido a la guerra en Ucrania y a los temores de que se produzcan nuevas interrupciones en el mercado, los precios del petróleo ascienden ahora aún más.
Este lunes (07.03.2022), el precio del barril de crudo Brent se disparó hasta los 139 dólares, acercándose a su precio récord de 147,50 dólares, alcanzado en 2008. El crudo Brent establece el valor de referencia de alrededor de dos tercios del petróleo mundial. De acuerdo con el informe del instituto de Oxford, los analistas esperan un precio promedio del petróleo de unos 116 dólares por barril este año.
El aumento de los precios beneficia, obviamente, a Rusia, y también repercute negativamente en las economías occidentales. Por eso, la búsqueda de alternativas al petróleo ruso, así como de formas de contrarrestar las subidas de los precios de la energía, se ha vuelto aún más urgente.
La producción sube, los precios bajan
Parte de la respuesta a ello podría estar en el mayor productor mundial de petróleo crudo: Arabia Saudita. Se cree que ese país y su vecino Emiratos Árabes Unidos (EAU) son los únicos dos grandes productores de petróleo que podrían aumentar la producción de reserva con relativa facilidad.
Sin embargo, sería difícil que su petróleo reemplace rápidamente el suministro procedente de Rusia, opina Karen Young, directora del Programa de Economía y Energía del Instituto de Oriente Medio, con sede en Washington. «Aumentar la producción no significa aumentar las exportaciones directamente para Europa. Los mercados del petróleo no se redirigen tan fácilmente», explica Young a DW.
Young sostiene que la mayor diferencia que podrían hacer los sauditas es producir más petróleo para bajar los precios en el mercado mundial. A mediados de febrero, ya antes de que comenzara la invasión rusa, el Gobierno estadounidense ya había pedido a los sauditas y a los EAU que extrajeran más petróleo para aliviar los precios.
En la última reunión de la OPEP+ -la Organización de Países Exportadores de Petróleo más sus aliados, encabezados por Rusia- los miembros acordaron no desviarse de su plan de producción elaborado a principios de año. El grupo planeó aumentar lentamente la produc