Es hija de la migración. Su madre dejó España en la década franquista del 60. Su padre partió de los Andes hacia la capital. En Caracas, nació Nancy, quien finalmente dejó Venezuela hace una década, cuando Hugo Chávez había fallecido y Nicolás Maduro ascendía al poder. “Estoy averiguando aquí y creo que me voy a quedar”, le comunicó un día a su madre desde Lima.
En el Perú hoy viven entre 1.1 y 1.4 millones de venezolanos. Uno de ellos es Nancy Arellano Suárez, directora de Proyectos de Migración en Cedro y fundadora de Veneactiva, una organización creada por mujeres migrantes profesionales. Adelanta que desde Cedro trabajan con Intercorp para abrir migracentros en los centros comerciales con el enfoque de inclusión económica, para extranjeros que vienen al Perú y para los peruanos que dejan el país. “Esto para mí es pasión y profesión, ojo”, advierte en una videollamada; en sus palabras hay precisión y consistencia.
Tiene pendiente escribir un poemario, pero una novela ya está en camino. Desde la ficción, quiere crear un territorio latinoamericano, tal vez un nuevo Macondo. Antes que española, venezolana o peruana, ella elige ser latinoamericana.
Más allá de la crisis, ¿hubo alguna otra razón para dejar Venezuela?
Lo que se ha vivido en Venezuela la última década ha sido el epílogo de lo que pasó antes. Coincidió que tuve una oferta de trabajo. Yo no vine a Perú, yo me quedé en Perú, no regresé a Venezuela. En aquel momento el Perú estaba en un espacio de crecimiento importante… Vine a hacer consultoría en comercio internacional para Venezuela.
¿Qué influyó para decidir quedarse en el Perú?
Creo que tuve la oportunidad de ver lo mejor de Perú. Sitios maravillosos, gente muy chévere, se comía muy bien y me fueron explicando cómo funcionaban las cosas. Pero me preguntaban por qué Perú si tengo la nacionalidad española.
¿Y por qué Perú?
Estudié la maestría en Gestión Pública y Gobierno para América Latina. Yo quería quedarme en América Latina.
Otra vez: ¿por qué?
No puedes cambiar de familia. Soy y me siento latinoamericana. Siento que América Latina tiene todo el potencial para lograr grandes cosas: tenemos un clima maravilloso, cantidad de recursos naturales impresionante, gente muy talentosa, somos un mercado de más de 600 millones de personas. Tenemos una posición estratégica hacia Europa, EE.UU. y Asia. Y tenemos una grandeza cultural muy interesante, somos
“América Latina es un resumen del mundo y creo que el Perú, además, resume con mucho ahínco esa fotografía de América Latina”.
la región más mestiza y más intercultural; hemos sido influidos por casi todas las culturas a nivel mundial. América Latina es un resumen del mundo y creo que el Perú, además, resume con mucho ahínco esa fotografía de América Latina.
¿Por qué su madre se quedó en Venezuela?
Es mayor, tiene 78 años, tiene su casa, es una mujer jubilada y le gusta su casa con sus perros.
Pero podría haber venido con su hija al Perú, ¿no?
Pues no quiere irse (sonríe), no quiere dejarle sus cosas a la circunstancia. Mi mamá decía: “Ya yo migré una vez”.
¿Por qué se especializó en políticas públicas en la Venezuela de Chávez?
No pensaba que era la Vene
“Ser profesional de frontera te abre mucho los ojos… Y la política lo toca todo, no hay forma de huirle a la política”.
zuela de Chávez (ríe). Yo seguí Estudios Liberales, es una carrera que combina Economía, Filosofía, Historia y Política. Ser profesional de frontera te abre mucho los ojos. E hice la maestría en Gestión Pública y Gobierno para América Latina porque la política lo toca todo, no hay forma de huirle a la política. Tú puedes pensar que estás en el sector privado y dices “yo no me meto en temas políticos”; sí, pero la política sí se va a meter contigo.
¿Hoy el Perú es hostil para los venezolanos?
Ser extranjero nunca es fácil. La migración es como una lupa, magnifica las realidades que están. La experiencia de discriminación que tiene un venezolano es la magnificación de la experiencia que tiene un peruano. Es difícil encontrar chamba, es más difícil para un extranjero; hay temas de racismo, es más difícil para un extranjero; hay machismo, es más difícil para el extranjero. Si eres negra, pobre, mujer y extranjera, te la vas a ver muy distinto a si eres mujer, blanca y tienes recursos económicos aunque seas extranjera.
¿Pero, al menos, estamos aprendiendo a convivir con los migrantes venezolanos?
¡Sí! Hay un espacio donde está ocurriendo la integración. Ya hay familias binacionales. Reniec dio cuenta, al cierre del año pasado, de 60 mil niños hijos de padre o madre venezolano.
De acá a unos años, ¿qué se dirá sobre lo que aportó la migración venezolana?
Gastronómicamente no me queda duda de que habrá algo. La importación de harina de maíz ha crecido más de 600%.
Nacerá la arepa peruana…
Sí… En el carácter del venezolano promedio, somos un país más igualitario, nunca tuvimos grandes civilizaciones precolombinas, ni la verticalidad de un imperio, ni fuimos virreinato; tenemos una sociedad con mayor percepción de igualdad, y eso da un carácter más cercano; eso ayudará a generar mayor espacio de confianza eventualmente, ayudará a mitigar algunas estructuras ultraverticales que hay en algunos segmentos de la peruanidad que genera espacios de desconfianza y que imposibilita muchas veces el diálogo. Pero, a la vez, el tema de los emergentes es una lección para la comunidad venezolana, porque ha sido un proceso de autoconstrucción, no de asistencia del Estado… Por lo demás, venezolanos y peruanos bailamos salsa (risas).