Buscar un pasaporte dentro de Venezuela es un viacrucis: lo primero que hace el solicitante es pedir una cita en la página Web del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) para cancelar un monto de 14.400 bolívares (2 dólares con 41 centavos a cambio oficial). Este primer paso se obstaculiza por la lentitud del servidor que aloja la plataforma tecnológica y el solicitante debe pasar hasta 12 horas frente a un computador para lograrlo. Luego, la persona debe ir a la sede asignada para que tomen nota de sus datos biométricos y una fotografía. Con un correo electrónico se le notificará cuándo deberá ir a recoger el pasaporte impreso. Y es entonces cuando los tramitadores entran en acción, cobrando entre 500 y 1.000 dólares con la promesa de entragar el pasaporte en tres días. También ofrecen realizar todo el proceso –desde la obtención de la cita– por 1.200 dólares. Esto se comprueba dentro de las decenas de grupos de venezolanos que existen por Facebook y WhatsApp (dentro y fuera del país) donde se leen ofertas para sacar pasaportes, documentos apostillados y demás papeles para emigrar. Fue el pasado 12 de junio la última vez que el Consulado venezolano en Quito emitió un comunicado donde informaba la llegada de 49 prórrogas para pasaportes; una figura creada para sustituir por dos años la renovación de este documento. El presidente de ese país, Nicolás Maduro, en octubre del año pasado, aprobó esta opción para los residentes en el exterior, luego de que cancelaran 280 dólares a través de la página Web del Saime. Pero, a medida que la crisis económica y social crece en Venezuela, y son más los venezolanos los que optan por irse, la Tarjeta Andina es la opción que eligen para cruzar las fronteras sin pasaporte. Tarjeta que todos los países miembros de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y Mercosur aprobaron para otorgar hasta 90 días de paso a los viajeros con 15 días prorrogables. Kelly Ortega Piña, una venezolana de 32 años que vive en Guayaquil desde hace un año y medio, asegura haber encontrado una oportunidad para salir adelante. Ella le pide al presidente, Lenín Moreno, que desista de esa decisión. “No me parece, sabiendo la crisis que tiene Venezuela”, dijo la joven madre de dos hijos que se gana la vida, a través de la venta de limonadas.