Cuando amanezca mañana lunes en Venezuela ya habrá entrado en efecto el «paquetazo rojo» de Nicolás Maduro. Una serie de medidas económicas que, a juicio de los expertos, prevé una etapa mucho más agresiva y oscura de la crisis. La reconversión monetaria, como disfraza Maduro su tercera devaluación en cinco años de gestión, viene acompañada de nuevos impuestos, subida de salarios, aumento de la gasolina, entrada de ocho nuevos billetes al mercado y la eliminación de cinco ceros de la moneda, lo que significa que quien tuviera en el banco 200.000 bolívares le quedan 2.
A tan solo 24 horas de que inicie el «paquetazo», los venezolanos han tratado de gastar –como sea– el dinero de sus cuentas bancarias para no perder ni un solo bolívar. «La parálisis ya se vive y todavía no es lunes, no hay efectivo, los comercios están cerrados, los puntos de venta no funcionan y las colas en los supermercados y las estaciones de servicios son tan largas que es imposible comprar comida y gasolina», comenta Armando López a la salida del supermercado Gama de La Trinidad.
Ayer, en cadena nacional de radio y televisión, Nicolás Maduro dio los últimos detalles de su plan de recuperación económica que entrará en vigor este lunes 20 de agosto. Durante una hora y doce minutos, el mandatario reconoció el valor del dólar a 6.000.000 de bolívares en el mercado paralelo y lo tomó como medidor para el aumento de salario que pasa de 5.196.000 (1,30 dólares) a 180.000.000 bolívares (30 dólares), ahora a su equivalente de 1.800 bolívares soberanos como se llamará la moneda nacional a partir de mañana. También indicó que el IVA subirá de 12% a 16% para tener mayor recaudación de dinero y «alcanzar el déficit fiscal cero».
Salvar los ahorros
El caos no espera hasta el lunes, desde el viernes ya se vive el colapso y la zozobra de esta nueva válvula de escape que los venezolanos aseguran traerá más hambre, más inflación y más pobreza. Las estaciones de servicio estuvieron abarrotadas por la demanda de conductores para llenar los depósitos de sus vehículos con la última gota de gasolina barata antes del incremento con el nuevo precio internacional. Sin embargo, la locura paró el sábado cuando Maduro anunció la postergación para el 30 de agosto del aumento de combustible.
Pero todo vale cuando se trata de no perder los ahorros, hasta hacer colas kilométricas de hasta cinco horas bajo el sol por alimentos que no se necesitan. El impacto se sintió de inmediato en la actividad comercial de Caracas que se presentó más deprimida de lo usual. Muy pocos comercios abrieron sus puertas, solo el 25% de los supermercados y farmacias, lo que mostró un ambiente de desolación con gente haciendo compras nerviosas como si se prepararan para vivir una confrontación bélica.
El politólogo y chavista disidente Nicmer Evans calificó en su cuenta de Twitter al presidente de «criminal y loco miserable». Evans dijo a ABC que Maduro tiene enloquecida a la gente y cuestionó la capacidad del Gobierno de subir el salario de un dólar a 30. «Si en Venezuela no se produce nada y la empresa petrolera está en quiebra quién va a pagar esos aumentos, no se puede sustentar una medida así, habrá despidos masivos de trabajadores porque no se podrán mantener las nóminas», aseguró.
Horas de incertidumbre
La desesperación se recrudeció cuando el lunes pasado, Nicolás Maduro declaró el día 20 de agosto no laborable y los bancos decidieron no abrir sus puertas desde el viernes 17 hasta el martes 21, lo que implicó la suspensión temporal de las operaciones bancarias.
Es así como los venezolanos no acaban de asimilar el enredo y confusión en que les ha hundido el régimen de Maduro. Su mayor preocupación es
abastecerse de los productos básicos y esperar a ver qué va a pasar la próxima semana. Su percepción es que todo va a empeorar con el «paquetazo».
Mientras tanto, en el mercadillo de Los Palos Grandes, Lisan Toledo, abogada de 39 años, estaba haciendo fila para pagar con su tarjeta una pequeña compra de café molido. «He tenido que cerrar mi tienda de electrodomésticos porque no puedo pagar a mis empleados el incremento salarial anunciado. Le dije a mi marido que cerrara para vender los últimos artefactos por internet», comentó. Toledo no sabe cómo enfrentar las medidas de Maduro: «Veremos qué podemos hacer, por ahora me resuelvo con la redacción de documentos legales y los cobro en dólares».
A su lado en la cola estaba Alejandro Pérez, administrador de 58 años, que sostiene que el paquete de Maduro no se puede aplicar porque «el país está quebrado y lo que va a producir es más hambre y pobreza. Todo es otra mentira más del régimen».
Según los economistas, la única salida a la crisis ecómica es la reactivación del aparato productivo nacional porque es lo único que generará dinero y mejorará el poder adquisitivo del venezolano. Mientras tanto, el país vive horas de mayor incertidubre y temen el recrudecimiento de la movilización social que el gobierno pretende acallar con este artificio.