Zeid recordó que desde los primeros casos su oficina denunciaba casi en solitario el deterioro de los derechos humanos, pero los gobiernos del mundo no se hacían eco. Reiteró que “es difícil pensar que Venezuela sea un país democrático; las instituciones que mantienen cualquier democracia han sido corroídas”. Alertó que Nicaragua puede tener un futuro similar si no se detiene la represión contra la ciudadanía y son liberados los manifestantes detenidos. La Oficina de los Derechos Humanos lleva cuatros años solicitándole a Nicolás Maduro que le permita a sus funcionarios visitar el país.
El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Zeid Ra’ad al Hussein, considera que la presión internacional, especialmente la regional, tardó mucho en activarse en el caso de Venezuela y que una reacción más temprana probablemente hubiese atajado la actual crisis.
“La presión real del Grupo de Lima (Grupo de 17 países reunidos para buscar una salida a la crisis de Venezuela) empezó apenas hace un año y medio”, dijo Ra’ad al Hussein en un encuentro con periodistas en el que comentó algunas de las situaciones más preocupantes de derechos humanos en el mundo.
Recordó que antes de ello “las expresiones de preocupación se limitaban a la maquinaria de derechos humanos, al gobierno de España y de Estados Unidos”.
Señaló que debió haberse denunciado mucho más pronto “la politización del Poder Judicial, las detenciones arbitrarias y lo que pasaba con los líderes políticos, quizás así se hubiera parado la crisis antes”.
El alto comisionado recordó que luego de las primeras señales de alerta su oficina empezó a denunciar, casi en solitario, el deterioro de los derechos humanos en Venezuela sin que los gobiernos del mundo se hicieran eco de ello.
Ra’ad al Hussein lleva cuatro años pidiendo al gobierno de Nicolás Maduro que le formule una invitación oficial para que él y sus colaboradores visiten el país, una misión que ya no podrá cumplir en vista de que en dos días concluye su mandato como alto comisionado.
El funcionario expresó que espera que su sucesora, la ex presidente de Chile Michelle Bachelet mantenga el enfoque de su oficina, que ha sido el de denunciar, sin descanso, las violaciones de los derechos humanos.
“Un punto central de mi oficina ha sido mantener un trabajo de seguimiento. Sospecho que ciertos países creen que si la Oficina de Derechos Humanos elabora un informe y ellos lo ignoran, otros harán lo mismo y que la ONU cesará de ocuparse del tema, pero eso no sucederá. Se continuará vigilando y denunciando”, aseguró.
Reiteró: “Es difícil pensar que Venezuela es un país democrático”, un comentario que ya formuló hace unos meses y que le atrajo la ira del gobierno de Nicolás Maduro. “Las instituciones que mantienen cualquier democracia han sido tan corroídas”, de modo que es difícil pensar en el país en términos democráticos, dijo.
Advirtió que Nicaragua puede tener un futuro similar al de Venezuela si no se detiene la represión contra la ciudadanía y se libera a los manifestantes presos. “Debe haber un cambio de actitud del gobierno porque, de lo contrario, las condiciones con el tiempo se asemejarán a lo que vive Venezuela, con una economía debilitada”, apuntó.