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Barbados

  • El Universo
  • 19 Jul 2019
  • BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO

En esta pequeña isla caribeña se desenvuelve ahora otro capítulo del largo peregrinar para encontrar una salida a la penosa crisis venezolana. Ambos sectores en disputa están mirando una salida electoral empedrada de buenas intenciones pero de grandes dificultades operativas. Maduro y los oficialistas controlan el aparato electoral y han mostrado una notable capacidad para el fraude, con lo cual la idea de salir por el camino de escoger a un nuevo mandatario en marzo o abril del próximo año no da ninguna garantía a la pacificación del país. Aseguran que el sector oficialista buscará un nombre distinto al de Maduro en la papeleta. Guaidó sigue concentrando la voluntad opositora, que ha mostrado también a lo largo de la crisis poca capacidad de aunar capacidades.

El origen del nombre de esta isla se les debe a los navegantes portugueses, y en español sería “barbudos”, los mismos que conquistaron el poder en Cuba a finales de los cincuenta del siglo pasado y hoy controlan el gobierno venezolano con armas e inteligencia aplicadas al mantenimiento del poder. Una conversación que no incluya a los cubanos no parece deslizarse a una solución efectiva y práctica. Así lo entendieron los colombianos y las FARC en sus diálogos que culminaron décadas de conflicto en las tierras del general Santander. Esta nueva escala en Barbados se mira con escepticismo, en especial por aquellos que creyeron en las expresiones rimbombantes de Trump y sus asesores que por poco ya colocaban a los protagonistas en puertas de una invasión norteamericana. Ahora, con los buenos oficios del gobierno noruego, se busca una salida pacífica que no parece desagradar a quienes participan del diálogo, pero llena de dudas a los que ven esta jugada como un nuevo mecanismo dilatorio y orientado a desinflar la fuerza opositora. Para los pragmáticos, sin embargo, no queda otro camino que buscar por este sendero la luz al final del túnel en el que se encuentra la pobre Venezuela.

En la mesa de negociaciones deberían estar también representados los militares convertidos en reales factores del sostenimiento de Maduro y con varios negocios ilegales que se verían severamente afectados si en los comicios por venir triunfan los opositores. No habría que descartar, con la capacidad exhibida por los uniformados, que incluso desoigan el mandato popular y se levanten contra el resultado porque finalmente ya no tendrán nada que perder.

Para los que aspiramos a que Venezuela encuentre una salida a tantas tribulaciones, muertes, cárceles y exilios, no nos queda más que creer en la voluntad real de los protagonistas de que en verdad ambicionan la paz y la armonía.

Las negociaciones generalmente se imponen cuando existe de parte de los actores el reconocimiento de que no existe otra salida más que el camino del diálogo que han optado. Después de tantas manifestaciones, fuerza y violencia se aspira finalmente a que la paz, la concordia y la armonía se impongan. Tal vez suene en el caso de Venezuela demasiado ingenuo para ser verdad.

(O)

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