El caso Khashoggi ha hecho saltar de nuevo las alarmas en las instituciones europeas. Alemania, que anunció el domingo la supensión en la venta de armas a Riad, instó ayer al resto de países de la UE a hacer lo mismo hasta esclarecer el caso pero la UE no se plantea de momento castigar a Riad con un embargo similar al que aplican a países como Venezuela, Libia o Rusia. Adoptar una medida de ese calado requeriría de una unanimidad que no existe. Tres semanas después y tras varias versiones contradictorias, las primeras pruebas confirman que el periodista fue asesinado el pasado 2 de octubre en el consulado general de Arabia Saudí en Estambul, en lo que el ministro de Exteriores saudí, Adel al Jubeir, calificó de un «grave y enorme error». En Bruselas consideran sin embargo que no hay todavía «una fotografía completa» de lo ocurrido y antes de tomar decisiones quieren «más claridad» y «consultas» a diferentes niveles y contextos. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, admitió que «las circunstancias emergentes son profundamente preocupantes» e insistió en «la necesidad de una investigación continua, exhaustiva, creíble y transparente que brinde la debida claridad sobre las circunstancias del asesinato y garantice la plena responsabilidad de todos los responsables».
El domingo Francia, Reino Unido y Alemania elevaron más el tono. «No hay nada que pueda justificar este asesinato y lo condenamos en los términos más fuertes posibles», advirtieron en un comunicado conjunto en el que no está la firma de España. Y ayer se sumó la Eurocámara. «Las autoridades de Arabia Saudí deben identificar y castigar a los autores materiales del asesinato», dijo su presidente, Antonio Tajani.
Bruselas no descarta cambios en la postura de la UE «en las próximas semanas» pero de momento solo Berlín ha anunciado su decisión de no aprobar nuevos contratos con un régimen al que exportan armas al menos 14 Estados miembros, incluidos Francia, Reino Unido y España. «No tendrá consecuencias positivas si detenemos las exportaciones pero otros países rellenan la brecha», avisó el ministro alemán de Economía, Peter Altmaier.
La UE cuenta desde el 2008 con una posición común que compromete a los 28 a no vender armas si existe «un riesgo claro» de ser utilizadas para vulnerar los derechos humanos, tal y como la Eurocámara denuncia ocurre con Arabia Saudí, país al que consideran responsable de la guerra en Yemen. No obstante, la decisión de conceder o no las licencias de exportación es los Estados miembros, que tienen la competencia de valorar caso a caso si se cumplen los criterios para ello.