Tres mil 200 militares brasileños estacionados en la Amazonía serán desplegados en la frontera entre Brasil y Venezuela, que se extiende por dos mil 200 kilómetros, con el objetivo de ordenar la llegada de miles de inmigrantes del país bolivariano.
Los militares, que se sumarán a los trabajos de la policía, controlarán el acceso por tierra de Venezuela al estado brasileño de Roraima, donde se vive un clima de tensión por los incidentes xenófobos de hace diez días contra campos de inmigrantes venezolanos.
El ministro de Defensa de Brasil, Joaquim Silva, dijo que las Fuerzas Armadas también serán desplegadas en las carreteras federales de Roraima.
Aunque el flujo de venezolanos a Brasil no es comparable con el que recibieron otros países como Colombia o Ecuador, la llegada de unos 120 mil venezolanos desde el año pasado creó tensiones, sobre todo en Roraima.
Las autoridades brasileñas aseguran que, en promedio, entre 600 y 700 personas entran cada día por Roraima a Brasil y, de ellos, permanecen en el país un 20 o 30%.
La víspera entró en vigor una ley que autoriza a las Fuerzas Armadas a actuar durante las próximas dos semanas en el estado de Roraima, cuya gobernadora está enfrentada al Ejecutivo de Michel Temer por su política migratoria.