Venezuela bajo Hugo Chávez y Nicolás Maduro es ejemplo de resultados económicos horrorosos. Para desplomar a Venezuela como ha sido el caso, hay que esforzarse. Algunos errores son políticas que hemos adoptado en Puerto Rico, solo que no en la misma escala.
La economía de Venezuela ha caído cerca de 50% en los últimos años. La población pasa hambre. Enfermedades del pasado reaparecen como secuela de un sistema de salud que colapsó. La emigración es el movimiento de gente más grande que América Latina quizás haya visto en toda su historia. Aunque como porcentaje de la población la emigración ha sido cerca del 8% de la población venezolana, menos que en Puerto Rico.
Venezuela canalizó dinero del petróleo a programas sociales que aliviaron la pobreza, pero no ampliaron la capacidad de producción del país. La base de apoyo popular del Chavismo residía en estos programas sociales. En Puerto Rico se utilizaron los impuestos de las empresas 936 para adelantar programas de justicia social.
A partir del 2014, la caída del precio del petróleo limitó los recursos del estado. Lejos de forzar un cambio de políticas, se continuó el uso de recursos financieros para apuntalar la posición política del gobierno. La empresa estatal de petróleo, Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), sufrió falta de mantenimiento e inversión. Por lo que a la baja en el precio del petróleo se sumó la baja en la producción de petróleo. En Puerto Rico, el fin de la Sección 936 inicialmente no trajo un cambio fundamental de política económica, mientras que la historia de PDVSA tiene paralelos en la Autoridad de Energía Eléctrica. La Sección 936 permitió exención contributiva a cientos de empresas que operaron en la isla.
Venezuela tenía un déficit fiscal significativo cuando el petróleo se cotizaba alto. Cuando bajó el precio del petróleo, no se redujo el gasto público, sino que se financió imprimiendo dinero. El resultado fue primero inflación y ahora hiperinflación. Aquí Puerto Rico y Venezuela difieren fundamentalmente. Quizás porque no tiene la capacidad de imprimir dinero, Puerto Rico realizó grandes esfuerzos por atender la crisis fiscal, desde la Ley 7 en el 2009 bajo Fortuño hasta las gestiones de austeridad bajo García Padilla.
La hiperinflación se combinó con controles de precios para desarticular las señales de precios e incentivos propios de una economía que funciona. Así pues, la gasolina con precio con- trolado es prácticamente gratis. Por lo que se contrabandea a Colombia para venderla a su precio real. Mientras, en Venezuela se han reducido los vehículos en las calles porque, aunque la gasolina es gratis, no se exporta suficiente petróleo como para poder importar piezas o repuestos de automóviles o los insumos para fabricar autopartes en Venezuela.
En un ambiente de hiperinflación, donde los precios pueden subir 150% en un mes, si no se ajustan los salarios constantemente, los trabajadores son reducidos a la pobreza. Los trabajadores más importantes hoy día en Venezuela son los de PDVSA. El problema para Venezuela es que un ingeniero de petróleo con buena experiencia puede ser reclutado por las empresas petroleras que operan en Colombia, Ecuador o Perú, además de Estados Unidos y Europa. Muchos han abandonado sus puestos, acelerando la caída en la producción de petróleo venezolano.
Estabilizar la economía de Venezuela es el equivalente de un alcohólico ir “cold turkey” o romper en frío su adicción. Entre otras cosas, hay que eliminar el déficit fiscal de golpe para detener la hiperinflación. Hay que aceptar el desplome del valor de la moneda venezolana vis a vis el dólar, lo cual pulverizará el ya menguado poder adquisitivo de la población. Hay que profesionalizar e invertir en PDVSA. La salida de Maduro no es suficiente para enderezar a Venezuela, pero es condición necesaria.