El exministro de Relaciones Exteriores Francisco Tudela analiza, en entrevista con Perú21, las implicancias de la invasión rusa a Ucrania. Reseña los antecedentes del conflicto, sus implicancias a nivel regional y cuestiona la “tibieza asombrosa” del pronunciamiento diplomático inicial por parte de nuestra Cancillería.
¿Qué es lo que está en juego en esta invasión rusa a Ucrania?
Lo que ha motivado a Rusia a intervenir es una serie de acontecimientos que comenzaron con la guerra de Kosovo en 1999, y aún antes con lo que los rusos entendieron que era una promesa americana hecha a la Unión Soviética de Mijaíl Gorbachov de que la OTAN no se extendería hacia el este. Rusia siente que si la OTAN se instala en Ucrania –desde las fronteras de Ucrania hasta Moscú hay unos cuantos kilómetros, todo eso es una llanura y, por lo tanto, no hay fronteras naturales, no hay defensas–, tendría que hacer un gasto militar que no puede pagarse y significaría un enorme riesgo para su seguridad. Entonces, en una condición de guerra civil, tener a la OTAN en Ucrania es su peligro mayor; para evitar esta situación, el gobierno de Rusia ha violado el derecho internacional y ha invadido Ucrania.
¿Es una amenaza real la que advierte el presidente Vladimir Putin? ¿Pudo solucionarse este conflicto a través del diálogo y los canales diplomáticos?
Sí, pero el problema es que Estados Unidos, especialmente el presidente Biden, escaló en el conflicto verbal; empezó a plantear que Ucrania recibiría ayuda de Estados Unidos, que Ucrania era una nación soberana y nadie podía negarle el derecho de elegir una alianza militar, lo que implícitamente significaba que nadie podía impedirle entrar a la OTAN (…). Esta escalada verbal creó la sensación de que Ucrania iba de alguna manera a ser defendida por Estados Unidos e Inglaterra. Esa fue una mala estrategia diplomática; pensando que con eso intimidaban a Rusia, lo único que lograron fue que esta ejecutara un plan que debe haber sido construido a lo largo de una década. Una invasión militar de esta magnitud y extensión no es un acto impulsivo, sino que ha sido meticulosamente planeado a lo largo de varios años. ¿Por qué hizo esto el presidente Biden? Porque estaba de alguna manera presentándose ante el pueblo norteamericano como jefe de guerra de cara a las elecciones de noviembre –porque ellos eligen al Congreso cada dos años y estaba muy mal en las encuestas–; entonces había un motivo ulterior al tomar esta posición de fuerza. Por desgracia Ucrania creyó que Estados
“Yo no espero nada del gobierno ni respecto a este tema (del conflicto) ni a ningún tema”.
“EE.UU. ha dicho que no va a comprometer tropas; en la práctica, Ucrania está abandonada”.
Unidos iría en su auxilio, que Europa la defendería, pero, producida la invasión, Estados Unidos ha dicho abiertamente que aplicará sanciones pero no va a comprometer tropas, lo que significa, en la práctica, que Ucrania queda abandonada.
¿Las sanciones económicas anunciadas contra Rusia por Estados Unidos e Inglaterra, como el congelamiento de recursos, etc., no tendrían, entonces, un efecto disuasivo?
Creo que no, porque si alguien prepara durante una década una invasión militar a otro país, como lo ha hecho Rusia en este caso, prepara todos los escenarios previendo lo que va a suceder en el planeamiento militar, político y también económico. Los rusos han previsto que iban a recibir estas sanciones, no es una sorpresa para ellos, a tal punto que, a partir del año 2008, Rusia se orienta completamente hacia el Asia y crea la Comunidad Económica Euroasiática donde incorpora a todos los países del Asia central, que son muy ricos, que nadan en petróleo llenos de minerales, gas, etc. Rusia ha preparado este escenario y ha consolidado su alianza con la China (…); en la práctica se ha creado una nueva Guerra Fría.
¿Cuánto tiempo podría prolongarse este conflicto?
Podría durar 50 años. La Guerra Fría duró 42 años y no tenía la magnitud de este conflicto porque, a partir del final de los 50, China y Rusia se pelean y toman caminos distintos, y esta división es explotada por Estados Unidos, que enamora a los chinos para debilitar a los soviéticos. Pero ahora China y Rusia son un solo bloque monolítico, junto con Corea del Norte, y a eso se unen países en las Américas del sur e innumerables países africanos. Entonces, tenemos el bloque euroasiático que impugna el sistema político del Occidente y, de otro lado, el bloque atlántico que es Europa, Estados Unidos y Canadá con el sistema de democracia representativa y de sociedades abiertas…
Ud. nos dice que el presidente ruso venía trabajando en esta incursión desde hace mucho tiempo. ¿Se podría considerar esto como un fracaso político? ¿El diálogo era entonces una batalla perdida?
No era una batalla perdida. Yo creo que si Estados Unidos no hubiese tocado los tambores de guerra y Biden no hubiera tenido una posición que dio la impresión a los ucranianos de que tenían el respaldo incondicional de Estados Unidos y de la OTAN, entonces se habría podido negociar autonomías reales (…). O sea, había alternativas diplomáticas, pero cuando se toman tesis maximalistas como las que tomaron los ucranianos, en el fondo envalentonados por el presidente Biden, eso impide toda negociación. Acá no ha habido ningún intento real de negociar desde una posición flexible; ha debido haber realismo, haber en Occidente una comprensión de lo que podríamos llamar la paranoia rusa respecto a tener a la OTAN en sus fronteras; ese camino diplomático de negociación no se tomó por la tesis maximalista: todo o nada, y entonces, claro, ante el todo o nada, la respuesta fue la invasión.
¿Cuál es el impacto de este conflicto a nivel regional? Cuba, Venezuela y Nicaragua han expresado abiertamente su apoyo a Rusia.
Creo que diplomáticamente muestra dónde el neocomunismo, el chavismo, está fuertemente consolidado. Ahí no hay inhibiciones para tomar posición prorrusa abiertamente porque Rusia es un soporte de Venezuela, de Nicaragua, de Cuba; y luego están los países donde ese neocomunismo no ha logrado implantarse aún, entre ellos en el Perú. Probablemente el gobierno peruano tendría la inclinación a pronunciarse a favor de Rusia, pero en la práctica ha denunciado la agresión, lo que significa que su posición no está consolidada internamente y, al no estarlo, no puede tomar una posición semejante porque la opinión publica criticaría eso y el Congreso ni qué decir.
En el caso de Perú, el pronunciamiento inicial hablaba de un “grave deterioro” de la situación entre Ucrania y Rusia, y un segundo comunicado de un “acto de agresión”. El encargado de negocios de Ucrania en el Perú comentó que ellos habrían esperado más de este gobierno…
Yo coincido con esa afirmación. El gobierno peruano primero trató de evadir la cuestión diciendo que deploraba, esa fue la palabra utilizada, pero frente a una agresión uno no puede deplorar, uno solo puede condenar, y ya cuando empezó a tomar el pulso de la opinión pública, el gobierno cambió de líneaycondenólaagresión,pero lacondenadelaagresiónhasido tardía, han dejado pasar 24 horas, no ha habido una reacción inmediata, la primera reacción fue de una tibieza asombrosa. Sialguieninvadeunpaíssoberano,yocondenoinmediatamente,
no espero 24 o 48 horas para hacerlo (…). Han tenido miedo a la reacción del Congreso y de la opiniónpública,sí,perocreoque más miedo les han tenido a sus socioscubanos,venezolanos,nicaragüenses; ellos (el gobierno) estánvinculadosaesosEstados anímicaeideológicamente,han ido con pies de gatito, poco a poco con las patitas, para tratar denopelearseconnadie,peroal final han tenido que condenar.
¿Qué esperaría Ud. del gobierno peruano en los próximos días respecto a este tema?
Lamento decir esto, pero yo no espero nada del gobierno peruano ni respecto a este tema ni respecto a ningún tema.
Ud.hasidocanciller.¿Cómo ve el manejo de la diplomacia peruana actualmente?
Yo lo que veo es un primer canciller (Héctor Béjar) que es un exguerrillero que ataca desde su puesto a la Marina de Guerra del Perú, que es una institución tutelar de la patria con héroes extraordinarios; luego veo a un segundo canciller (Óscar Maúrtua) que trata de disculpar al jefe de Estado por unas declaraciones de que le va a preguntar al pueblo sobre la salida al mar de Bolivia. Esto era inexcusable porque el presidente, dice la Constitución, dirige la política exterior y las relaciones internacionales, representa a la nación dentro y fuera de ella y, por lo tanto, sus declaraciones tienen un carácter vinculante; y ahora el canciller César Landa nos dice que la democracia es un proceso para excusar a Venezuela y a Cuba, como diciendo `bueno, ahora son gobiernos autoritarios, pero en el futuro serán democracias’. La democracia no es un proceso, es un mecanismo por el cual cada cinco años el pueblo decide quiénes son sus representantes (…). Cada uno de estos cancilleres ha tenido una grave deficiencia frente al país.
¿Cómo calificaría, entonces, este manejo diplomático?
Es que no conocemos cuál es la diplomacia del gobierno de Pedro Castillo fuera de sus conversaciones con Nicolás Maduro o sus quejas respecto a los peruanos expresadas al presidente Manuel López Obrador de México, que manda un avión con asesores como si en el Perú no hubiera profesionales tan competentes como los de México. Esa no es una política exterior; una política exterior requiere decisión, objetivos claros y una visión continental, y esa visión continental no ha sido expresada por el gobierno; el gobierno del Perú no ha dicho dónde está parado en esta fractura entre las democracias representativas y el socialismo del Foro de Sao Paulo.