No más salarios de hambre ni más niños muriéndose en los hospitales por desnutrición, fueron algunas de las razones esgrimidas por los 53 líderes gremiales de los sectores petrolero, eléctrico, siderúrgico, agroindustrial, salud, educación y transporte para realizar la convocatoria. “La protesta es en la calle”, afirmó Iván Freites, directivo de la Federación Única de Trabajadores Petroleros. “Nos sentimos mal al ver a nuestro pueblo pasar hambre”, manifestó Alejandro Álvarez, secretario general de Sidernac.
“No queremos más salarios de hambre ni más niños muriéndose en los hospitales por desnutrición”, son dos de las múltiples razones por las cuales 53 dirigentes sindicales de los sectores petrolero, eléctrico, siderúrgico, agroindustrial, salud, educación y transporte, provenientes de 19 estados del país, tomaron una decisión unánime: convocar para el 16 de agosto una manifestación en toda Venezuela, la cual denominaron Protesta Nacional, Laboral, Popular y Ciudadana.
Iván Freites, directivo de la Federación Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela, expresó que los trabajadores tampoco pueden permitir que las personas mayores se mueran en las colas por cobrar “una pensión de hambre”, que sus hijos sigan huyendo del país y que no tengan derecho a la recreación.
“No más salarios de hambre”, es una de las consignas. “La protesta es en la calle”, añadió.
También defenderán la democracia, que no es solo un escrito sino que va mucho más allá. “La democracia es que vayas a un supermercado y llenes el carrito de comida, que vayas a un hospital y tengas atención médica verdadera, que vayas a la farmacia y consigas las medicinas y a precios asequibles. Es tener un salario digno, eso es democracia”, afirmó.
Alejandro Álvarez, secretario general de Sidernac, Sindicato del Complejo Siderúrgico Nacional Planta Casima, presente en la asamblea de los trabajadores, celebrada en la Cámara de Comercio de Caracas, señaló: “Nos sentimos muy mal al ver a nuestro pueblo pasar hambre … Yo vivo cerca del Hospital Raúl Leoni de Guaiparo, y da lástima ver cómo la gente se muere porque no hay insumos. Había un piso totalmente cerrado porque las aguas negras se desbordaron”.
Indicó que no hay salario que pueda aguantar la hiperinflación, más cuando el gobierno no ha hecho absolutamente nada y lo que hace es improvisar. “Cuando una persona no tiene un salario que le permita alimentar a sus niños, estos, si no se alimentan bien, están condenados a la muerte”.
La lucha de los trabajadores también es por el rescate de la producción. La Planta Casima lleva un año y 40 días paralizada, sin producir nada, afirmó.
Aldo Torres, directivo de Fetraelec de la Corporación Eléctrica Nacional, dijo que los trabajadores piden que se cumpla el artículo 91 de la Constitución, el cual dice que los trabajadores deben tener un salario mínimo que cubra la canasta básica, que ya pasó de 600 millones de bolívares en junio, según el Cendas.
“Aproximadamente 18.000 trabajadores se han retirado en 2 años sin cobrar las prestaciones sociales, lo que indica que ‘están pulverizadas’, no valen nada. Un trabajador de Corpoelec, que tiene 20 años de servicio, se retira y no le alcanza ni para un mercado de un mes. Igualmente luchamos para que nos firmen el contra- to colectivo de Corpoelec”. El directivo agregó que en su lucha va incluido el rescate del sistema eléctrico.
Nieves Ribullen, operador de planta de la Refinería de Amuay, se pregunto que cómo es posible que hoy tengan unos sueldos tan miserables y de hambre, que no les alcanzan ni siquiera para comprar un kilo de carne, tampoco para llevar a sus hijos a recrease. “Que no podamos comprar ni siquiera un par de zapatos. Hay padres de familia que no encuentran qué hacer para comprar los útiles escolares. ¿Qué esperamos? La situación está totalmente colapsada y no la soportamos. Tenemos que salir a protestar”.
Pdvsa está destruida, dijo. “Todas las plantas del Centro de Refinación Paraguaná Cardón están totalmente paralizadas y en el CRP Amuay solamente funcionan entre 15% y 20%. Se convirtieron prácticamente en un desierto, no trabajan ni 400 personas, cuando antes diariamente entraban por las puertas 1 y 5 hasta 3.000 personas. Llegó la hora de reaccionar. Nos quieren robar el futuro de nuestros hijos, de nuestras generaciones”.
Otro de los dirigentes sindicales que estuvo en la asamblea fue Héctor Colmenares, de Sictrasa del estado Aragua, perteneciente al sector salud, quien afirmó que más que un salario exigen una calidad de vida total y la vuelta a la dignidad y a la venezolanidad.
Cuando una persona no tiene un salario que le permita alimentar a sus niños, estos, si no se alimentan bien, están condenados a la muerte”
Alejandro Álvarez, secretario general del sindicato Sidernac