El Nacional, uno de los tres periódicos más importantes de Venezuela, ha dejado de circular los sábados y los lunes, mientras su contraparte, El Universal, estará parado hasta principios de septiembre. La razón para ambos es la falta de papel, aunque la versión oficial que ha dado el segundo rotativo —vendido en el 2014 a dueños que aún son ignotos—, es que necesitan hacer diversas reparaciones en sus maquinarias.
En tanto, dos periódicos regionales, El Diario de Lara, del estado homónimo, y Última Hora, en Portuguesa, en la zona de Los Llanos, cerraron sus puertas esta misma semana por la misma razón: desde el año 2013, el Gobierno ha asfixiado a los periódicos imponiendo un monopolio estatal a la importación de papel.
Sobrevivir
La Corporación Editorial Maneiro (CEAM, que así se llama el monopolio) ha tenido enormes lagunas en la provisión del producto imprescindible para editar un periódico. Esto, sumado a la propia crisis de la industria editorial y a un entorno en el que el Producto Interior Bruto (PIB) se ha reducido casi a la mitad durante los años en los que ha gobernado Nicolás Maduro, han hecho que de las 134 cabeceras que existían hace cuatro años, queden apenas 64, según la oenegé Espacio Público. Muchas de ellas son nombres importantes, sobre todo regionales, en la prensa venezolana, como La Religión, el periódico de la Iglesia Católica, que era el decano de los diarios.
Pero la crisis de papel, por supuesto, «golpea» más a los periódicos críticos del Gobierno, como señala el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) que ha realizado una investigación, llamada Propietarios de la Censura, en la que, entre otras cosas, indica que los periódicos que han pasado a capitales cercanos al chavismo, y lo demuestran en su línea editorial, nunca, o casi nunca, se quedan sin papel.
El caso más emblemático es el de Últimas Noticias, el tercer diario más importante del país, comprado también en el 2014 y devenido en un medio oficial más del chavismo, al punto de que su consejero delegado es un viceministro de Información del Gobierno de Maduro.
«La prensa agoniza en Venezuela», señaló Espacio Público en un comunicado difundido hace una semana, que argumentaba que mientras nacían periódicos gubernamentales como Ciudad CCS, «los independientes tenían que reducir sus páginas para ahorrar papel periódico (…) esperando que el CEAM entregara el material que ya se había solicitado y pagado».