La tensión entre Rusia y Ucrania ha disparado el precio del petróleo, el gas natural y de materias primas como el aluminio y el níquel, en las que Moscú es también una potencia mundial. El barril de Brent cerró ayer en 96,84 dólares, con una subida del 1,52%, y está cada vez más cerca de los 100 billetes verdes tras la decisión de Rusia de reconocer la secesión de las dos regiones prorrusas de Ucrania. Aunque las subidas más notables se dieron en el precio del gas en Europa, con alzas superiores al 10% en los futuros que se cotizan en el mercado holandés.
Esas subidas se apreciaron en el plazo más corto, a un mes, y también en los futuros a más de un año, en previsión de que la tensión bélica vaya a impactar en el precio de la materia prima también durante el próximo invierno. De hecho, las alzas del gas se acentuaron después de que Alemania confirmara el bloqueo de la certificación del gasoducto Nord Stream 2 en respuesta a la actuación del Kremlin en Ucrania, aunque el precio continúa lejos de los máximos del pasado año.
El conflicto amenaza el abastecimiento energético de Europa, donde alrededor del 40% del gas que se consume viene de Rusia y del que aproximadamente un tercio pasa por gasoductos que atraviesan Ucrania. Además, los países occidentales han anunciado sanciones, que en un futuro podrían restringir la capacidad de Rusia para operar en divisas y, por tanto, para exportar. “Los precios del gas serán aún más altos durante más tiempo, ya que el mercado ya ha estado muy nervioso durante meses”, advierte Katja Yafimava, investigadora del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford, en declaraciones a Bloomberg.
El repunte alcista de ayer del petróleo y el gas es motivo de especial inquietud en la zona euro por su impacto en el crecimiento y la inflación. En lo que va de año el crudo Brent acumula una subida del 25% que pone en jaque la marcha de las economías ante una inflación desbocada –el IPC en enero se situó en zona euro en el 5,1% y en España subió al 6,1%–, que aún está lejos de tocar techo. El alza de la energía supuso más de la mitad del repunte de la inflación en la zona euro en enero, según avanzó el BCE en su pasada reunión. Una energía más cara podría reforzar aún más las tensiones inflacionistas y la expectativa de subida de tipos este año, a lo que el BCE ya ha abierto la puerta. Pero por otro lado, puede ser también un freno al crecimiento en la zona euro, que en este inicio de 2022 ya encaja los efectos de la última ola del coronavirus.
En el futuro inmediato, el encarecimiento energético en Europa está asegurado, lo que puede amenazar la tesis de que la inflación se atenúe en la segunda mitad del año. En el precio del petróleo, los 100 dólares del barril Brent están ya a tiro de piedra, mientras la OPEP se resiste a elevar más la producción. Las tensiones geopolíticas están de hecho ayudando a la continuidad del rally del crudo y el cártel de países productores y Rusia (OPEP+) insiste en un incremento de producción muy gradual hasta recuperar los niveles prepandemia.
“El potencial para un rally del petróleo sobre los 100 dólares ha recibido un enorme apoyo. Quienes han apostado por ese movimiento anticiparon la escalada en el conflicto bélico”, señala Tamas Varga, del bróker de materias primas PVM. El precio del petróleo también está pendiente estos días de las conversaciones entre Irán y Estados Unidos sobre el acuerdo nuclear, paralizado desde 2019 por el expresidente Donald Trump. Los avances entre ambos países podrían impulsar la producción de petróleo iraní, una de las reclamaciones de los países más consumidores del oro negro. “Si las actuales conversaciones con Irán conducen a una vuelta de su petróleo al mercado, el impacto al alza sobre los precios del petróleo será menor y quizás puedan evitarse movimientos sostenidos del barril de Brent por encima de los 100 dólares”, apuntan desde Macroyield.
Aluminio y níquel
Pero la tensión entre Ucrania y Rusia está impulsando no solo el precio del gas y el petróleo sino también de otras materias primas como el aluminio y el níquel, de las que Rusia es un importante exportador. El aluminio está muy cerca de alcanzar el máximo histórico de 3.380,15 dólares por tonelada en el mercado de Londres y el níquel tocó ayer máximos de 2011. Rusia produce alrededor del 6% del aluminio a nivel
El Brent está al filo de los 100 dólares y la OPEP no se inclina por elevar la producción
El alza de la energía puede prolongar la inflación más de lo esperado
global y otro 7% del níquel. Las sanciones de 2018 a la rusa Rusal, que es el mayor fabricante de aluminio del mundo, ya causaron entonces un repunte del 35% en este metal en apenas unos días. También subió con fuerza el precio del trigo, en máximos de tres meses. No en vano, Rusia y Ucrania son potencias exportadoras de este cereal.
Además, las palabras del ministro de energía ruso, Nikolay Shulginov, y del propio Vladimir Putin, que aseguraron ayer que el país continuará exportando gas natural sin ningún tipo de interrupciones, no tranquilizaron al mercado. Desde el verano, Rusia ha mantenido en niveles mínimos los flujos gasistas hacia Europa, habiendo frenado las ventas en el mercado al contado. Así, los almacenes estratégicos europeos, muchos de ellos propiedad de la estatal Gazprom, están por debajo de su capacidad invernal habitual.
Europa ha evitado el peor escenario, incluidos los apagones, gracias a la llegada de barcos metaneros, pero la región sigue dependiendo de Rusia para sus necesidades de gas.
En todo caso, Europa está en una posición mucho mejor para hacer frente a las interrupciones del suministro que a finales del año pasado. El clima templado y una flota de barcos de gas natural licuado procedente de Estados Unidos han impedido que se vacíen los almacenes, y una vez que los inventarios habían caído hasta niveles no vistos hasta entonces y vuelven a estar dentro del rango de cinco años antes de que termine el mes. “Creemos que hay un colchón de inventario suficiente para que los precios del TTF –gas natural negociado en Países Bajos– sigan bajando durante el verano europeo”, defiende JP Morgan.
Y es que, el sector energético ha demostrado en todo caso ser el más vulnerable a la tensión bélica en Ucrania y el que más se puede resentir de las sanciones que preparan la UE y EE UU contra Rusia. La Bolsa ayer recibía en cambio con cierto optimismo, evitando las caídas, el hecho de que no se haya desencadenado una guerra abierta entre Moscú y Kiev y confía en que el conflicto no se extienda más allá de las regiones prorrusas de Ucrania. En todo caso, los acontecimientos sí auguran un contexto de precios elevados para la energía.