WASHINGTON (EFE, AFP). El régimen socialista, con Maduro al frente, niega la existencia de una crisis humanitaria en el país y acusa a Washington de promover un golpe de Estado en Venezuela que justifique una intervención militar.
Durante el gobierno de Maduro, iniciado en 2013, Venezuela cayó en la peor crisis de su historia moderna, con escasez de comida y medicinas, y una descontrolada inflación.
Para peor, la aceleración de la hiperinflación se prevé que continúe y supere la tasa de los 10.000.000% este año, mientras que la contracción acumulada de la economía supera ya el 50% desde 2013, aseguró ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Sería el escenario inflacionario que se va a dar si no hay cambios de políticas”, indicó Alejandro Werner, director para América Latina y el Caribe del FMI.
“La contracción acumulada de la economía venezolana desde 2013 será mayor al 50%. Esto es, la economía venezolana es hoy menos de la mitad de lo que era en 2013”, subrayó.
Guaidó, el jefe del legislativo, se proclamó presidente interino de Venezuela al considerar ilegítima la posesión para un segundo mandato del dictador, Maduro, el pasado 10 de enero.
A partir del juramento de Guaidó estos son los escenarios:
“Falso diálogo”. Maduro asegura que está dispuesto a reunirse con Guaidó, pero éste dice que no se prestará a un “falso diálogo” y aseguró que “la represión, cuando no les da resultado, se convierte en falso diálogo (…) Debe tener muy claro el mundo y este régimen: pa’falso diálogo aquí nadie se presta”, advirtió.
Aunque considera ilegítimo el mandato de Maduro iniciado el 10 de enero, la Unión Europea no ha reconocido a Guaidó como presidente interino y promueve un “grupo de contacto” para acercar a las partes. México y Uruguay también plantean una negociación, que llegaría tras cuatro intentos fallidos.
Según analistas, nuevas negociaciones podrían incluir desde elecciones hasta beneficios para evitar que militares y miembros del gobierno vayan a prisión.
Transición. Guaidó plantea un “gobierno de transición” que llame a elecciones y pide a los militares romper con la “dictadura” a cambio de amnistía.
Pero la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) dice ser “leal” a Maduro y que no se prestará a un “golpe de Estado”. El proceso se simplificaría si los militares apoyan un cambio de gobierno, lo cual demandará amnistías para ellos y funcionarios civiles, varios acusados por EE.UU. de corrupción, violaciones de derechos humanos y narcotráfico.
La posibilidad de que Trump sancione las exportaciones petroleras de Venezuela –a la que compra un tercio de su producción– acabaría de estrangular la economía y resquebrajaría los apoyos a Maduro.
Venezuela posee la mayor reserva petrolera del mundo, aunque su producción cayó a los peores niveles en tres décadas hasta 1,3 millones de barriles diarios (mbd). En 2018 exportó a EE.UU. unos 510.000 barriles por día, manteniéndose como tercer proveedor.
Maduro atornillado.
Aunque muchos esperan que los militares abandonen a Maduro y abracen a Guaidó,
es poco probable que eso
suceda, debido al vasto poder económico que otorga el dictador a la cúpula castrense.
Aliados. Con la amenaza de Trump de nuevas sanciones y en default, Maduro
podría buscar apoyo financiero de sus aliados China, Rusia e Irán, “más unidos en contrarrestar los intereses de EE.UU. que por cualquier simpatía hacia Maduro”, comentó Paul Hare, de la Universidad
de Boston.
Venezuela envía a China unos 300.000 barriles diarios, en pago de una deuda de unos US$ 20.000 millones. A Rusia le debe unos US$ 10.500 millones.