es una “cárcel a cielo abierto”, dice el ingeniero Alejandro Meleán. Sus planes están detenidos por no tener pasaporte. “Se mojó con agua, lo invalidaron y ahí empezó mi odisea”, relata.
Hace dos años que el servicio de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) fue golpeado por la crisis. Desde entonces los pasaportes escasean y solo se emiten prórrogas de dos años a los que ya han vencido.
El pasado marzo Meleán comenzó una travesía para sacarse uno nuevo. No avanza. “Estoy atado, no puedo salir. Me dicen que sea paciente, pero es un martirio esperar en Venezuela”. Vive con su familia en Maracaibo, en el occidental Estado de Zulia, la ciudad más azotada por los cortes eléctricos y el desabastecimiento. El sistema oficial no funciona y las mafias se alimentan de la crisis para venderlos a elevados montos. Su precio oficial es de 18,86 bolívares soberanos o unos 20 centavos de dólar según la tasa no oficial, pero en el mercado negro las tarifas se elevan a entre 700 y 5.500 dólares (entre 600 y 4.700 euros).
La oferta depende del tipo de pasaporte y la duración del trámite, los consulares duplican en costos a los regulares. La diferencia es que unos se obtienen en el exterior y los otros en Venezuela. EL PAÍS conversó con dos personas que afirman conseguir pasaportes mediante mafias. Los hombres piden al cliente pagar por adelantado, en efectivo y coinciden en que la gestión se dificulta tras el cambio de director en el organismo.
—¿Cuánto cobra por sacar un pasaporte?
—Eso depende, el consular es muy caro. Sale más barato que (alguien) se venga a Venezuela, lo saque y se vuelva a ir. El consular, la cita son 2.500 dólares y la impresión unos 3.000. —¿Y desde Venezuela? —Ese es el VIP. Son 2.000 dólares y se entrega de un día a otro.
“Este país es una cárcel a cielo abierto”, dice un ingeniero