BOGOTÁ u mentor político investigado penalmente, máxima tensión con Venezuela, la oposición en las calles y grandes dudas sobre el proceso de paz. Iván Duque comenzará hoy martes bajo una fuerte tormenta su gobierno de cuatro años en Colombia.
Con 42 años, sucederá en el poder a Juan Manuel Santos, quien tras dos período de mandato deja un país en difícil tránsito hacia la reconciliación con la ya exguerrilla FARC, con los cultivos de coca en su máximo histórico (209.000 hectáreas) y una ola de asesinatos contra activistas sociales. Además, las relaciones con su vecina Venezuela no podían estar peor.
Duque fue el elegido del expresidente Álvaro Uribe (20022010) para recuperar el poder tras el acuerdo de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Durante la campaña, la artillería opositora apuntó a la influencia de Uribe, llegando incluso a llamar a Duque “títere” del exmandatario. “Uribe va a tener una influencia importante y permanente sobre el gobierno”, apunta Javier Torres, profesor de la Universidad Externado de Bogotá.
Personas cercanas a Uribe ocuparán sillas claves del gabinete: Defensa, Interior, Hacienda y Cancillería. Pero los analistas coinciden en que la imagen de Uribe, el político más popular de Colombia, puede verse mancillada y de paso golpear al nuevo gobierno, a raíz de una indagación penal por fraude procesal y soborno.
La Corte Suprema de Justicia, que juzga a los congresistas, investiga si Uribe manipuló testigos contra un senador opositor, en un caso que se remonta a 2012 y que le podría significar hasta ocho años de prisión.
Uribe liderará la bancada oficialista, que será mayoría en el Congreso, tras ser el senador más votado en las legislativas de marzo.
MADURO, UN PROBLEMA. Difícilmente podrían haber terminado peor las tormentosas relaciones de Santos con el gobierno de Nicolás Maduro. El presidente venezolano lo involucró en el supuesto plan para asesinarlo, un señalamiento que Santos negó enfáticamente.
Y nada hace prever que la relación mejore entre los dos países —que comparten una frontera de 2.200 km— bajo el mandato de Duque, quien en su cerrada oposición a Santos solo coincide con él en el rechazo a lo que llaman la dictadura venezolana.
Colombia seguirá al frente de la presión internacional sobre Maduro, mientras atiende la mayor ola migratoria de su historia desde Venezuela. Ya son 820.000 los venezolanos que han sido regularizados en Colombia en los últimos años, según cifras oficiales.
Si Duque “comienza a contestar cada uno de los pronunciamientos de Maduro (…) va a dar material propagandístico y político para seguir exacerbando y convertirse en el enemigo real o imaginario del régimen bolivariano”, comenta el internacionalista Jairo Velásquez.
SIN PAZ COMPLETA. El Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla reconocida oficialmente en Colombia, está esperando a que Duque decida muy pronto el futuro de la frustrada mesa de diálogo que dejó instalada Santos en Cuba.
Aunque con menos combatientes y capacidad de fuego que las FARC, el grupo guevarista lleva medio siglo en armas contra el Estado y es un factor real de poder en casi un 10% de los 1.122 municipios colombianos, según la Fundación Paz y Reconciliación.
Con unos 1.500 combatientes y una extensa red de apoyos, el ELN quiere seguir negociando la paz con Duque, tras dos años de infructuoso proceso con Santos.
Pero el nuevo presidente ya anticipó nuevas y duras condiciones de diálogo que, en opinión de analistas, resultan inaceptables para la guerrilla: suspensión de “todas las actividades criminales” y concentración de las tropas rebeldes bajo verificación internacional.
“Es bastante difícil” que el ELN se acoja a esos planteamientos, dijo el académico e investigador del conflicto Camilo Echandía. En gran parte, agrega, por la misma “fragmentación interna del ELN en un momento en el que muchas de sus estructuras están reacomodándose en las zonas que fueron abandonadas por las FARC”.
OPOSICIÓN DE CALLE. Sin haberse posesionado, Duque enfrenta una férrea oposición de izquierda y centroizquierda en el Congreso. Liderada por el senador Gustavo Petro, el exguerrillero al que el presidente electo venció en el balotaje del 17 de junio, la izquierda promete protestas públicas en recha-
La izquierda promete una fuerte oposición a Duque, a partir de hoy, con marchas.
zo al nuevo gobierno y en apoyo al acuerdo con las FARC. La primera está convocada en paralelo a la asunción del mandatario, en reclamo a las cientos de muertes de activistas y defensores de derechos humanos. “El éxito de ese tipo de estrategias es algo que hay que mirar, porque los colombianos no somos muy dados a ese tipo de movilizaciones”, explica Torres.
Dentro del bloque opositor también están los diez congresistas del ahora partido FARC, que llegaron al Parlamento como parte de lo pactado a finales de 2016. Duque se propo- ne modificar el pacto de paz para impedir precisamente que rebeldes condenados por delitos atroces puedan ser legisladores.
LOS ACTOS DE HOY. La investidura de Duque, y de la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, contará hoy martes con la presencia de 10 jefes de Estado y de delegaciones de 17 países.
Los mandatarios asistentes al acto en la Plaza Bolívar, en el centro de Bogotá, a partir de las 15.00 hora local (17.00 en Uruguay) serán Enrique Peña Nieto (México), Sebastián Piñera (Chile), Lenín Moreno (Ecuador), Juan Carlos Varela (Panamá), Mauricio Macri (Argentina), Evo Morales (Bolivia), Danilo Medina (República Dominicana), Carlos Alvarado (Costa Rica), Jimmy Morales (Guatemala), y Juan Orlando Hernández (Honduras). Además asistirán la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, y el presidente del Partido Popular de España, Pablo Casado, entre otros.