Venezuela quedó convertida en uno de los principales campos de batalla de la guerra fría moderna librada por las grandes potencias planetarias. Pero más allá de la retórica propia del siglo pasado que exhibe el chavismo, hoy los principales planos de la disputa no tienen que ver con ideología sino con negocios.
La Rusia de Vladimir Putin visualiza a Venezuela como una enorme oportunidad de inversiones, fundamentalmente en el área de los hidrocarburos. La participación de la petrolera Rosneft en los proyectos de PDVSA, cuya continuidad garantiza el gobierno de Nicolás Maduro, es un dato clave para el interés de Moscú en la región.
El apoyo de las autoridades rusas también se refleja en cuantiosos préstamos al régimen de Caracas, que simultáneamente recibe un fuerte apoyo económico de China, la otra potencia involucrada en ese escenario. Los datos que circulan en distintas fuentes señalan que los préstamos rusos ascienden hasta aquí a los 17.000 millones de dólares, en tanto que los chinos llevan prestados más de 50.000 millones en esa moneda y son en la actualidad los principales acreedores del país caribeño (la deuda con Beijing asciende a más de 20.000 millones de dólares).
Provisión de armas
Hay otro dato importante por tener en cuenta: según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri), Rusia y China son los principales proveedores de armas a Venezuela. Mientras tanto, se acrecienta la inquietud de ambas potencias por la posibilidad de que un cambio de gobierno implique el no reconocimiento de los acuerdos firmados con el chavismo.
Para Estados Unidos también es un negocio Venezuela, de hecho es históricamente su principal socio comercial en Latinoamérica y su cuarto proveedor de petróleo en el mundo.
Pero las estadísticas comerciales demuestran que en los últimos cinco años comenzó a importar cada vez menos crudo de ese país, lo que no significa que por la menor importancia económica Washington pueda relajarse: para los norteamericanos es sumamente incómodo que en su patio trasero se incremente cada vez más la presencia de los rusos y de los chinos, que en el caso de los primeros llegó incluso al despliegue de bombarderos con capacidad nuclear en el área.