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España ante la encrucijada venezolana

La posición española ha sido dubitativa, probablemente por la utilización partidaria de la crisis de Venezuela en el ámbito doméstico

  • El Periódico de Catalunya (Castellano)
  • 2 May 2019

ámbito doméstico. Así, España intentó, a través del ministro Borrell, introducir matices sensatos y diferenciados de la posición de EEUU en el seno del Consejo Europeo. Lamentablemente, estos matices, como en todo lo que se refiere a Venezuela, han quedado diluidos, y el debate se plantea en términos de blancos y negros.

En esta tesitura, el agresivo lanzamiento de la operación Libertad liderada por Guaidó, probablemente con ayuda de EEUU, ha dado un nuevo giro a los acontecimientos. La búsqueda de protección por parte de Leopoldo López y su familia, apelando a un derecho carpetovetónico de asilo diplomático aún vigente en América Latina, sitúa al Gobierno español en funciones, con un ministro de Exteriores saliente, ante la disyuntiva de tener que adoptar decisiones desde las posiciones expuestas durante los últimos meses.

Caso práctico

Es este un caso práctico de manual donde el conflicto entre legalidad y legitimidad, teorizados por Lipset, se encuentran más a flor de piel. Si hay un reconocimiento de Guaidó como presidente encargado para poner en marcha el proceso de cambio, la legalidad del presidente Maduro queda en cuestión. Si, por el contrario, la interpretación de la Constitución apela a la legalidad de Maduro, toda acción llevada a cabo por el opositor se situaría al margen de la legalidad. La cuestión de la legitimidad deberá ser ratificada por la capacidad del Gobierno de poder ofrecer soluciones a las demandas de la población, por vías democráticas.

Vías que, desde luego, no se corresponden con la acción violenta de fuerzas militares y rebeldes para quedarse con el Gobierno del Estado, rompiendo la legitimidad constitucional, una definición de libro de golpe de Estado.

Así, el Ejecutivo español debe decidir cómo abordar una situación que ya es inaplazable. No se trata de una solución sencilla, pero es importante que, precisamente por los fuertes lazos existentes entre España y Venezuela, se haga todo lo posible por liderar, desde la UE, un proceso de cambio político en el país ofreciendo una vía alternativa a opciones que, más que mediar, intentan dividir a la sociedad venezolana.

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