El presidente español, Pedro Sánchez, reconoció ayer al líder de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, como mandatario interino del país sudamericano con la intención de que convoque cuanto antes unas elecciones presidenciales “libres y democráticas”. Esta declaración fue el detonante de una cascada de reconocimientos europeos, que realizaron 20 de los 28 países de la UE, aunque no fue posible la emisión de un comunicado conjunto ante la negativa de países como Italia a secundar un texto que requeriría una aprobación unánime. Los socios europeos que respaldaron a Guaidó marcaron, sin embargo, distancias con la estrategia de Donald Trump al mantener abierta la vía del diálogo. En paralelo, las potencias americanas del Grupo de Lima se reunieron en Canadá y elevaron la presión sobre el líder chavista, al poner el foco en la ayuda humanitaria.
La política exterior de la UE siempre roza el funambulismo. Y en la era de Donald Trump los equilibrios son más arriesgados que nunca. Tal y como habían advertido a Nicolás Maduro, la mayoría de los socios del club europeo (19 de 28) respaldaron ayer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela con la legitimidad necesaria para convocar unas elecciones presidenciales a las que se resiste el cuestionado líder chavista. Al mismo tiempo, los países europeos perfilan una posición diferente de EE UU, al promover con algunos Gobiernos latinoamericanos un grupo de contacto para dialogar.
La UE ha delimitado el margen de maniobra de Guaidó, cuya interlocución con Bruselas dependerá de su voluntad para encabezar una transición hacia una plena democracia en Venezuela. La Alta Representante de Política Exterior, Federica Mogherini, sigue viendo, además, una oportunidad para la salida dialogada de la crisis. Y el jueves se celebrará en Montevideo la primera reunión del Grupo Internacional de Contacto impulsado por la UE para facilitar “una solución democrática
y pacífica a la crisis de Venezuela”. “Y enfatizo, las dos cosas, democrática y pacífica”, señaló ayer Mogherini.
El ministro español de Exteriores, Josep Borrell, también marcó distancias con la estrategia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien no descarta una intervención militar para desbancar a Maduro. “En ningún caso”, aseguró Borrell en Bruselas, se apoyaría una solución armada. La carambola permite a Europa distanciarse del reconocimiento
incondicional que anunció Washington tan pronto Guaidó se proclamó presidente interino nombrado por la Asamblea Nacional el 23 de enero. Y el equilibrismo europeo ha logrado, de paso, encajar las diferentes sensibilidades de los 28 socios, con unos pronunciamientos que han oscilado entre el reconocimiento explícito a Guaidó al mero apoyo o, incluso, al silencio más o menos proclive a Maduro de algunos socios.
Las divergencias entre los miembros de la UE han impedido
a Mogherini emitir un comunicado respaldando la ofensiva diplomática contra el régimen bolivariano. Varios países, con Italia al frente, se negaron a secundar ese texto, que requiere la aprobación por unanimidad.
Pero el grueso de la UE se ha decantado con claridad por el aislamiento internacional de Maduro. A media tarde de ayer, 19 países de la UE (España, Portugal, Alemania, Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos, Francia, Hungría, Austria, Finlandia, Bélgica, Luxemburgo, República Checa, Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, Suecia y Croacia) confirmaban en un comunicado conjunto que “reconocen y apoyan a Guaidó (…) a fin de que convoque elecciones presidenciales libres, justas y democráticas”. Eslovenia anunció su intención de reconocer al dirigente venezolano, pero anoche no lo había formalizado.
Al margen quedaron, por diversos motivos, Italia, Grecia, Rumania (país que ocupa la presidencia semestral de la UE), Bulgaria, Irlanda, Eslovaquia, Chipre y Malta. En el caso más significativo, el de Italia, el Gobierno de coalición se encuentra dividido, con el Movimiento 5 Estrellas en contra del reconocimiento y la Liga a favor. El presidente de la república, Sergio Mattarella, pidió un alineamiento con la posición europea, pero su requerimiento no fue atendido.
La resistencia de Italia no ha impedido que los principales socios europeos, con España a la cabeza, ejecutaran el ultimátum de reconocer a Guaidó como presi-
dente interino si Nicolás Maduro no convocaba elecciones en ocho días, un plazo que expiró en la medianoche del domingo.
Los reconocimientos europeos llegaron de todas las esquinas del continente: de gobiernos de derecha (Letonia), izquierda (Portugal) o liberales (Holanda), de capitales euroentusiastas (Berlín y París) y euroescépticas (Londres, Varsovia, o Praga). Incluso los países más reacios a secundar la apertura hacia Guaidó, como Austria o Hungría, se sumaron en el último momento. Y a lo largo del día de ayer hasta 19 de los 28 socios reconocieron, apoyaron o aceptaron la legitimidad de Guaidó para asumir la convocatoria de nuevos comicios.
Revisar las relaciones
La cascada siguió prácticamente la misma secuencia que con el ultimátum del 26 de enero a Maduro. El detonante fue una comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a las 10.00 en Madrid. Y a partir del espaldarazo español a Guaidó, las reacciones se sucedieron en la mayoría de las capitales europeas, casi todas ellas por la red social Twitter, el canal predilecto de comunicación de Trump.
“Francia reconoce a Guaidó como presidente encargado para implementar un proceso electoral”, señaló en un tuit el presidente de Francia, Emmanuel Macron. “Los venezolanos tienen derecho a expresarse libre y democráticamente”, subrayó Macron, según informa Silvia Ayuso.
El ministro de Exteriores de Reino Unido, Jeremy Hunt, se sumó poco después, también vía Twitter. “Nicolás Maduro no ha convocado elecciones presidenciales en el límite de ocho días que establecimos. Reino Unido reconoce ahora a @jguaido como presidente constitucional interino hasta que se celebren unas elecciones legítimas”, escribió Hunt, informa Rafa de Miguel.
Maduro respondió a las ráfagas europeas con su habitual retórica antimperialista y amenazó a Europa con revisar “integralmente” las relaciones bilaterales con los Gobiernos que han reconocido a Guaidó, informa Francesco
Manetto. El ataque más duro lo dirigió contra Sánchez, al que descalificó como “pelele que se puso al servicio de la política guerrerista de Donald Trump”.