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Evalúan traer médicos venezolanos a la zona para para cubrir vacantes

Dorrego está elaborando una propuesta para la asociación que los nuclea. Otras comunas analizan seguir sus pasos. En el país viven 906 profesionales exiliados.

  • La Nueva Domingo
  • 14 Apr 2019
  • Juan Ignacio Schwerdt jschwerdt@lanueva.com

La terrible crisis económica y humanitaria que está viviendo Venezuela podría tener insólitas derivaciones para los municipios de la región. Según la Asociación de Médicos Venezolanos en Argentina (Asomevenar), hay más de 200 profesionales exiliados de ese país listos para radicarse “donde les ofrezcan trabajo”, lo que ha despertado el interés de varias comunas del Sudoeste que desde hace años sufren la escasez de doctores.

El puntapié inicial lo dio Raúl Reyes, jefe comunal de Coronel Dorrego, quien días atrás se reunió con los médicos venezolanos exiliados Yang Alvarez y Ana Verónica Briceño para plantearle sus necesidades. La experiencia ya está siendo seguida de cerca por varios intendentes de la zona, interesados en esta posibilidad.

“Del sur bonaerense, por ahora, la única solicitud oficial (de médicos) la hizo Dorrego, pero esperamos que se sumen muchos más. También tenemos pedidos de Chivilcoy y Bragado”,

Nueva.” contó a “La el doctor Yang Álvarez, integrante de Asomevenar.

Un sondeo efectuado por este diario, tiempo atrás, determinó que sólo en los 12 distritos más cercanos a Bahía Blanca hay no menos de 100 vacantes médicas. Y no sólo en pueblos pequeños, sino incluso en cabeceras de partidos.

El intendente de Dorrego dijo que en su distrito hacen falta médicos generalistas y ginecólogos “dispuestos, fundamentalmente, a hacer guardias”.

“Estamos en el proceso de que les vamos a hacer una propuesta de radicación. Después los vamos a invitar a conocer la zona. Si se concreta, nos va a aliviar mucho”, anticipó Reyes.

Álvarez señaló que la entidad está abierta a escuchar todo tipo de solicitudes o propuestas.

“Más del 90% de los 906 profesionales censados por nuestra entidad, hace tres semanas, se ha manifestado dispuesta a radicarse en cualquier parte de la Argentina con tal de poder ejercer su profesión”, detalló.

Asomevenar trabaja en conjunto con las carteras de Educación y de Salud de la Nación, que son las encargadas de convalidar los títulos y otorgar la matrícula para ejercer, respectivamente. A partir de allí intervienen los colegios profesionales y las área de Salud de cada provincia.

“Cuando un intendente o secretario de Salud nos contacta, lo que hacemos es presentar nuestro proyecto y ver cómo podemos avanzar. El vínculo generalmente se da a través de nuestras redes sociales o del ministerio”, contó Álvarez.

De 100 a 900 exiliados

El éxodo de médicos de Venezuela comenzó en 2016 y creció exponencialmente. No sólo hacia Argentina, sino también a Chile, Perú, Colombia y Ecuador. La elección de estos países no es casual.

“Argentina nos abrió la puerta de par en par -explicó Álvarez-. Antes no hacíamos una convalidación

de título, sino una reválida que tardaba más de dos años. Hoy día tenemos facilidades tanto en el trámite migratorio como para ejercer nuestra profesión”.

El exilio no fue sólo de médicos: se calcula que más de 115 mil venezolanos se han radicado en Argentina desde 2017 hasta hoy.

“Hasta 2016 había menos de 100 médicos venezolanos en Argentina, pero en 2017 empeoró todo. Ese año llegó a Argentina el 60 o 70% de los más de 900

que hoy vivimos aquí (entre 550 y 650)”, señaló Álvarez.

Gran parte de los profesionales exiliados son generalistas, pero también hay pediatras, ginecólogos y anestesistas, entre otras especialidades.

“A fines de 2016 comenzamos a reunirnos en Argentina y conformamos una asociación legalmente registrada para integrar a los médicos venezolanos al sistema de salud argentino”, refirió.

Meses atrás la entidad presentó ante legisladores nacionales el proyecto de Inclusión de Médicos Venezolanos en el Sistema de Salud Argentino. Allí consta que, de los 900 profesionales que viven en el país, más de 200 ya han terminado sus trámites de convalidación de título y están listos para ejercer “en todos los sitios donde haya déficit”.

“A partir de eso empezamos a hacer convenios con los hospitales de la provincia de Buenos Aires, y luego con los de provincias como Jujuy, Salta, Córdoba, Corrientes y Mendoza”, refirió Álvarez.

Mencionó que en noviembre del año pasado se hicieron los primeros contactos con municipalidades del interior bonaerense que sufren la escasez de médicos, con muy buenos resultados.

“Hoy ya tenemos profetrito, sionales venezolanos en Carlos Tejedor, Trenque Lauquen, General Villegas y Pellegrini. Otras municipalidades también hicieron la solicitud, y el ministerio de Educación está evaluando la documentación para convalidarla”, agregó.

Las necesidades varían de un distrito a otro. General Villegas, por ejemplo, incorporó siete, mientras que Pellegrini apenas dos.

“Todos estamos contentos de vivir aquí. El trato que nos dan los argentinos es fantástico. Yo trabajo en un hospital de la provincia de Buenos Aires, en Moreno, y mis compañeros argentinos me tienen como uno más. Mis compatriotas que están trabajando en el sistema de salud me dicen lo mismo”, enfatizó Álvarez.

Una situación crítica

Según aseguró, trabajar en Argentina no es distinto a Venezuela en cuanto al trato con el paciente, aunque “sí hay una diferencia muy grande es en los recursos”.

“Aquí tenemos mucho más”, aclaró.

Yang Álvarez vivía en el estado venezolano de Falcón y trabajaba en el Hospital Central de Santa Ana de Coro, capital de ese disde casi 290 mil habitantes.

“Allí no teníamos ni solución fisiológica. Da mucha impotencia ver morir pacientes por falta de insumos y no poder ayudarlos”, contó.

“A veces me preguntan si la crisis en Venezuela es como la cuentan los medios. Yo digo que es peor, que los medios se están quedando cortos. La gente se desespera por salir del país porque no ve una solución a esta crisis”, añadió.

El médico dijo que su país empeora día a día.

“Tengo familiares que no pueden acceder a medicación para enfermedades crónicas como hipertensión o diálisis. En marzo hubo tres apagones y estuve una semana sin saber de ellos. Es muy angustiante. No sabemos si nuestros familiares están comiendo o no”, lamentó.

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