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Juan Guaidó está más débil en Venezuela, pero fortalecido en la escena internacional

El presidente de la Asamblea Nacional cosechó un respaldo explícito de Donald Trump y líderes extranjeros, aunque su popularidad y las protestas se apagaron al interior del país.

  • Perfil Cordoba
  • 23 Feb 2020
  • LEANDRO DARIO

Encaramado sobre un camión repleto de ayuda humanitaria, con el respaldo de más de cincuenta países que lo habían reconocido en pocos días como presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó estaba hace un año en la cresta de la ola. Parecía que le torcería la mano a Nicolás Maduro en cuestión de horas, tras 19 años de hegemonía chavista. Pero 365 días después, todo sigue igual o peor en Venezuela: el líder bolivariano continúa en el Palacio de Miraflores, las Fuerzas Armadas lo apoyan sin fisuras, y no hubo una transición política hacia elecciones limpias, competitivas y transparentes.

Hace diez días, el presidente de la Asamblea Nacional culminó una exitosa gira por Estados Unidos y Europa, donde sus principales líderes, entre ellos Donald Trump, lo respaldaron. Sus éxitos fuera de Venezuela no tuvieron un correlato al interior del país, donde no logró ninguno de los objetivos que se propuso en enero de 2019, cuando fue proclamado presidente encargado por miles de seguidores. Por ese entonces, Guaidó postulaba una

“hoja de ruta”, que incluía “el cese de la usurpación” de la presidencia, “un gobierno de transición” y “elecciones libres”.

Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, sostiene que el proceso de liderazgo de Guaidó tuvo cambios a lo largo del último año. “Esa promesa de cambio, de sacar al gobierno del poder y de elecciones transparentes se va diluyendo. La gente perdió la esperanza de cambio, se rompió la conexión y terminó el año con una pérdida importante de esperanza”, confía a PERFIL el analista político.

Carlos Romero, politólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela, asegura que Guaidó está hoy más debilitado al interior de Venezuela. “Ya no tiene la

misma popularidad; no hay respaldo de calle y la oposición está dividida”, afirma a este diario. Sin embargo, cree que desde el punto de vista internacional su posición es fuerte, con “más gobiernos respaldándolo y un apoyo abierto de Donald Trump”. La proximidad de elecciones presidenciales en Estados Unidos, que se celebrarán el próximo 3 de noviembre, es un aliciente para la oposición venezolana. Trump, con un ojo puesto en el electorado de origen cubano y venezolano de Florida, podría aumentar la presión sobre Maduro.

Por ahora, el apoyo internacional fue insuficiente para que abandone el poder. Estados Unidos optó por sanciones económicas, entre ellas el bloqueo de las exportaciones petroleras, que fue parcialmente eludido a través de envíos a China, Rusia y Cuba.

Tras el cambio de gobierno en Argentina, Guaidó perdió un aliado de peso en la región. El Grupo de Lima, que siempre fue muy crítico de Maduro, dejó de tener una mirada homogénea sobre la crisis en Venezuela.

Propuesta. Cuando asumió la presidencia de la Asamblea Nacional, el 5 de enero de 2019, PERFIL entrevistó a Guaidó y le preguntó cómo haría para lograr elecciones libres en Venezuela. “Lo lograremos con el compás de la presión popular, de la presión internacional y de las instituciones que quedan en Venezuela. Es muy importante que la comunidad internacional, el Grupo de Lima, Estados Unidos, Canadá y Europa ya no tengan ningún tipo de prurito en decir que en Venezuela hay una dictadura”, dijo por ese entonces. Un año después, su estrategia demuestra no haber funcionado como él esperaba.

Durante 2019, Guaidó propuso en reiteradas ocasiones una amnistía para los miembros de las Fuerzas Armadas que rompieran con Maduro, en un esfuerzo por precipitar su salida del poder. Pero la cúpula de generales se mantuvo leal e incólumne. Salvo algunas defecciones, el líder opositor no logró erosionar el principal sostén del chavismo. Según León, el presidente de la Asamblea Nacional necesita demostrar “una fuerza real para defender los derechos o un poder de presión más amplio (incluyendo aliados chavistas) para provocar una negociación de cambio”.

Reto en 2020. Luego de que Maduro intentara descabezar su liderazgo en la Asamblea Nacional, con la jura de un “opositor” cercano al gobierno, Guaidó parece haber recuperado la iniciativa. “En la práctica fue un boomerang, porque le permitió reoxigenarse internamente y desde el punto de vista internacional. Pero es una foto efímera. Si no puede concretar un cambio, lo más probable es que se vuelva a debilitar”, agregó León.

Romero, por su parte, consideró que ahora debe “combinar el apoyo internacional con una decidida acción de protesta”. “Su gran problema es cómo y cuándo arrancar para salir de un statu quo paralizante”, aseguró.

A un año de su irrupción, el balance de Guaidó es agridulce: su capacidad de movilización disminuyó en Venezuela, pero aumentaron sus respaldos en la escena internacional.

“Debe combinar

ese apoyo internacional con una decidida acción de protesta”

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