Maduro y Morales muestran su buena sintonía durante una visita del segundo a Venezuela do un «magnicidio» en Venezuela. «Dicen ahora que Maduro tiene los días contados, y un senador [el republicano Marco Rubio] dijo que ‘hay que asesinar a Maduro, si pasa algo con la vida de Maduro será responsable EE.UU. porque como no pueden intervenir, ahora quieren matar», dijo Morales.
Estos pronunciamientos están siendo explotados por los opositores aquí en Bolivia. Según el candidato del partido Comunidad Ciudadana a las presidenciales de octubre, Carlos Mesa: «Yo como candidato estoy encantado de que el presidente Evo Morales siga respaldando con tanta efusividad y con tanto afecto al presidente dictador Nicolás Maduro, porque eso favorece a nuestra candidatura, y pone en evidencia la verdadera filosofía de la política que Morales cree».
A Morales parece no importarle el precio que pueda pagar en las urnas por su apoyo a Maduro. No contento con participar en su toma de posesión, regresó a Venezuela el 2 de febrero en una visita que también le llevó a Cuba y a la sede de Naciones Unidas en Nueva York para un encuentro sobre lenguas indígenas. Después publicitó su visita en redes sociales, afirmando que el motivo de esta era apoyar a Maduro «ante el golpismo intervencionista del imperio que pretende adueñarse del patrimonio venezolano, violando el derecho internacional».
Infiltración cubana
No era casual la visita previa de Morales al presidente Miguel Díaz-Canel en Cuba. Cuba y Bolivia han quedado como los grandes apoyos de Maduro en el continente. Según la secretaría general de la OEA hay más de 22.000 militares y agentes de inteligencia cubanos infiltrados en las instituciones venezolanas con la finalidad expresa de mantener a Maduro en el poder. Es cierto que ni México ni Uruguay han reconocido aún a Guaidó como presidente, pero es una decisión que ambos países defienden como neutral, negando ambos que apoyen a Maduro.
En realidad, el sustento financiero del régimen proviene de los principales acreedores de Venezuela: Rusia y China, ambos con asiento permanente y poder de veto a cualquier sanción o intervención armada en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Los opositores mantienen que el hecho de que Bolivia esté endeudada con China por un monto cercano a los 9.000 millones de euros y que Rusia haya invertido 1.000 millones en el país a través de la empresa de explotación de gas Gazprom explican los últimos pasos dados por Morales en política internacional. Tampoco es que Morales esconda su cercanía a ambas potencias: en junio hizo una gira para visitar únicamente Pekín y Moscú.