El incremento de las tensiones entre Rusia y los países occidentales ha venido acompañado de vistosas y nutridas maniobras militares como las que llevarán a cabo los ejércitos de la Alianza Atlántica durante las próximas dos semanas en territorio noruego.
En estos tiempos convulsos en que los países occidentales critican repetidamente el comportamiento de Rusia, la OTAN envía un mensaje de contundencia por dos vías distintas: sobre el terreno con la realización de las mayores maniobras militares desde la guerra fría, que empiezan hoy en Noruega, y en los despachos, acusando a Moscú de violar el tratado para la eliminación de armas nucleares de corto medio y medio alcance (INF).
Hoy se despliegan en Noruega 50.000 soldados de 31 países, los 29 aliados más Suecia y Finlandia, que movilizarán durante 2 semanas 65 buques de guerra, 250 aviones y 10.000 vehículos. España participa con 2.000 efectivos del Ejército de Tierra, 6 aviones F-18 y un C-295, además de 3 buques. Es un ejercicio para poner a prueba la capacidad de la OTAN para “restaurar la soberanía de una aliado, en este caso Noruega, después de un acto de agresión armada”, según la nota oficial. ¿Un ataque por parte de quién? ¿Quién se supone que es el agresor? Evidentemente no se menciona. Se trata de un “agresor ficticio “, y a los participantes se les encuadra en dos grupos bajo nombres neutros: “fuerzas del sur” y “fuerzas del norte”. “El escenario es ficticio, pero las lecciones que aprenderemos son reales”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en la rueda de prensa de presentación de estas maniobras, denominadas Trident Juncture. En definitiva, la Alianza pone a prueba su defensa colectiva para “enviar un mensaje claro a nuestras naciones y a cualquier potencial adversario. La OTAN no busca la confrontación, pero estamos preparados para defender a todos los aliados frente a cualquier amenaza”, según dijo Stoltenberg, que reconoció que el entorno de seguridad de Europa se ha deteriorado “significativamente” y que por ello la Alianza lleva a cabo la mayor adaptación de la defensa colectiva desde el final de la guerra fría.
El conflicto más reciente que ha estallado con Rusia son las acusaciones de violar el tratado INF. El secretario general de la OTAN culpó a Rusia de no respetar este tratado, pero añadió que no espera que los aliados desplieguen nuevas armas nucleares en Europa como respuesta a lo que considera un desafío ruso: “Nosotros no queremos una nueva guerra fría, ni una nueva carrera armamentística”.
Ese tratado firmado en 1987 prohibió toda una categoría de armas, todos los misiles balísticos y de crucero basados en tierra con un alcance de entre 500 y 5.500 km. Según Estados Unidos, Moscú lo está incumpliendo
Stoltenberg no prevé que los aliados desplieguen más armas nucleares en Europa como respuesta a Rusia
con el desarrollo en los últimos años de un nuevo tipo de misil, el denominado 9M729, lo que llevó al presidente Donald Trump a anunciar que retiraría a su país del tratado.
Mientras que la Unión Europea urgió este lunes a Estados Unidos y Rusia a preservar el tratado, que considera un pilar de la seguridad europea, Stoltenberg no se pronunció al respecto. Dijo que “el INF es un tratado de referencia, pero el problema es que ningún tratado puede ser efectivo si sólo lo respeta una parte”, y quien cumple, añadió, es Washington.