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La reestructuración de la deuda de Venezuela será larga y sinuosa

Complicará el proceso la gran diversidad de la base de acreedores. El mayor endeudamiento no proviene del sector privado, sino del gobierno y de la estatal PDVSA

  • El Cronista comercial
  • 13 Mar 2019

LA DEUDA EXTERNA DEL PAÍS SE DUPLICÓ EN LA ÚLTIMA DÉCADA A CERCA DE U$S 160.000 MILLONES

Como si no fuera suficiente tener que lidiar con una crisis humanitaria y un enfrentamiento político entre el autoritario Nicolás Maduro y el líder de la oposición Juan Guaidó, Venezuela pronto tendrá que enfrentar lo que se considera que será una de las reestructuraciones de deuda más caóticas de la historia.

Lo que va a complicar mucho el proceso de reestructuración de la deuda venezolana no es sólo la cantidad de pasivos que contiene la hoja de balance, sino la diversidad de su base de acreedores. Al igual que la mayoría de las métricas en Venezuela, es difícil saber cuáles son esas cifras con exactitud. Un nuevo informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) trata de abordar el tema, cuantificando cuánto debe Venezuela y a quiénes.

Según Sergei Lanau, economista jefe de IIF, la deuda externa de Venezuela creció a más del doble en la última década, de cerca de u$s 60.000 millones en 2007 a aproximadamente u$s 160.000 millones en 2018. El crecimiento no proviene del sector privado, sino del gobierno y de la petrolera estatal PDVSA.

A medida que Venezuela se fue cerrando cada vez más a los mercados globales, se observa “la creatividad que tuvieron las autoridades del gobierno para conseguir fuentes alternativas de financiación”, lo que llevó a una “composición de deuda atípica de acuerdo a los parámetros de los mercados emergentes”, aseguró Lanau.

Ocuparse de los u$s 65.000 millones que el gobierno y PDVSA le deben a los bonistas habría sido complicado en si mismo, pero cualquiera sea la administración que finalmente gobierne Venezuela tendrá que lidiar con otros u$s 46.000 millones que el país le debe a Rusia y China. Más allá de esta deuda bilateral, existen pagarés y laudos arbitrales. Y dado que Venezuela defaulteó la mayor parte de su deuda, los montos pendientes de pago son bastante elevados.

Los acreedores empezaron a organizarse y ya piensan en las estrategias para sus reestructuraciones antes del cambio de régimen. Un grupo de bonistas con deuda venezolana por u$s 8000 millones se encolumnó detrás de la representación del estudio jurídico Cleary Gottlieb. Si bien todavía ellos no han recurrido a los tribunales, sí lo han hecho otros acreedores. Hay seis juicios en curso contra Venezuela y PDVSA, incluyendo uno iniciado por el hedge fund Contrarian Capital con sede en Greenwich, Connecticut y otro por el londinense Pharo Management.

Incluso quienes han tomado el camino más litigioso tendrán que esperar un tiempo antes de acordar una reestructuración.

“La transición política sigue siendo un pre requisito para la siguiente etapa de recuperación económica y de negociaciones con los bonistas”, escribió en un artículo Siobhan Morden de Nomura.

La pregunta es cómo va la transición política. Más lento de lo esperado, es lamentablemente la respuesta. Las sanciones estadounidenses siguen perjudicando al régimen de Maduro y llevándolo a una crisis de liquidez, pero desde que Guaidó se declaró presidente interino, no hubo grandes deserciones entre los 2000 generales militares que respaldan a Maduro, según Morden.

Hasta que eso suceda, o que EE.UU. decida hacer algún tipo de intervención militar, hay pocas esperanzas de que los venezolanos y los bonistas resuelvan su situación en el futuro inmediato.

Es atípica la composición de la deuda venezolana para los estándares de los mercados emergentes

Al igual que la mayoría de las métricas en Venezuela, es difícil saber cuáles son esas cifras con exactitud

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