La difícil situación que atravesaban o el peligro que corrían en sus lugares de origen llevaron a 290 personas a solicitar algún tipo de protección internacional en la región durante 2016. A día de hoy estas peticiones se han disparado y sólo en el primer semestre de 2018 ya son el doble –600– y prácticamente igualan a todas las que se registraron en todo el ejercicio pasado (766). Este aumento se explica, sobre todo, por el importante número de solicitudes de personas procedentes de Venezuela que buscan cobijo en la Comunidad escapando de un complejo escenario en su país.
Tan sólo dos personas demandaron asilo procedentes del país venezolano en la región en 2015, pero al año siguiente ya comenzó a notarse la subida: 97. Pero fue durante el ejercicio pasado cuando las peticiones se dispararon y sólo hasta el 30 de junio de 2018 llevan el mismo camino, con 344 y 297, respectivamente. Es de lejos la nacionalidad más numerosa que pide protección internacional desde Castilla y León. Pero, desde las organizaciones encargadas de prestar atención a los refugiados ya advierten del aumento que se está registrando en los últimos tiempos de países centroamericanos como El Salvador u Honduras.
Por el momento, en este año, la segunda nacionalidad que más solicita asilo desde la región es la colombiana, con 125 peticiones respecto a las 60 que se registraron durante todo 2017. Tras ella se encuentran las peticiones procedentes de Ucrania (38) e inmediatamente después las de El Salvador (35) y Honduras (25). Después se sitúan Georgia (13) y Rusia (11). Donde se ha notado un descenso importante respecto a otros periodos, pues las peticiones procedentes de Siria en los seis primeros meses se han registrado tan sólo tres.
De estas solicitudes, se suelen estimar por parte del Ministerio alrededor de un 40 por ciento, aseguran desde Accem, una de las organizaciones que trabaja en la atención a las personas refugiadas desde Castilla y León.
Más plazas
Desde 2015 se están duplicando cada año las peticiones que se realizan desde la región, pero ¿por qué?. En su opinión, por un lado, la Comunidad registra el mismo fenómeno se está produciendo en todo el territorio español, pero, además, en Castilla y León las plazas para acoger a estas personas han aumentado en los últimos tiempos y eso hace que se derive a muchos solicitantes a la región.
En el caso de Accem, han pasado de 40 plazas a 350 en tan sólo tres años, explica su coordinador regional, Daniel Duque. En ellas se acoge durante unos seis meses a personas cuyas solicitudes se han admitido a trámite, por lo que durante un año suelen pasar por allí alrededor de 800 demandantes de protección internacional.
En una primera fase, estas personas se alojan en las viviendas que pertenecen a las organizaciones. «El trabajo de los psicólogos en esta etapa inicial es muy importante porque algunos vienen muy tocados», indica Duque, pero tampoco se descuida la inserción social y el aprendizaje del idioma para poder ganar en autonomía. Una vez superada esa fase y el varapalo emocional, arranca la segunda etapa en la que, con ayudas de las instituciones, se intenta que accedan a una vivienda y a un empleo.
«Muchos tienen un perfil y una formación media-alta y no es difícil encontrar un hueco para ellos», indica el responsable regional de Accem. Pero en lo que sí hay más reticencias es en que los ciudadanos les alquilen un piso. «Ésta es quizá la parte más difícil», asegura. Por eso, trabajan codo con codo con la Administración para que estas personas puedan acceder a un techo y comenzar una nueva vida.
Centroamérica
Accem asegura que se está registrando un aumento de solicitudes procedentes de países centroamericanos