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Los inversionistas inmobiliarios se atreven con el riesgo venezolano

  • Pulso (Chile)
  • 26 May 2019
  • Un reportaje de RODRIGO MARTÍNEZ

En toda crisis hay desafíos, pero también oportunidades: hoy, un departamento de 140 metros cuadrados en un barrio de ingresos altos en Caracas puede costar menos de $ 70 millones, una ganga comparado con los precios del mercado chileno. Por supuesto, se trata de una decisión para valientes, de espaldas financieras anchas y que confían en que, tarde o temprano, recuperarán su apuesta con creces.

NNicolás Román es chileno y se dedica a temas contables en una universidad en Santiago. Hace un tiempo, escuchó de un venezolano sobre propiedades en venta en Caracas a muy buenos precios, debido al masivo éxodo de sus dueños en medio de la profunda crisis política y económica por la que atraviesa Venezuela. Hizo sus cálculos y compró tres propiedades: una de 50 metros cuadrados y dos de 140, destinadas al arriendo, que dice tienen allá una rentabilidad anual de dólar +7%, en la actual coyuntura. “La inversión inmobiliaria siempre es de muy largo plazo. Si alguien piensa que en seis meses puede ganar el doble, se puede pegar el porrazo, pero todo hace pensar que en algún minuto la situación va a cambiar. No necesito esa plata en el mediano plazo. Puedo mantener la inversión y tener una renta en dólares o lo que fuera por un tiempo”, dice Román.

El metro cuadrado de departamentos en zonas urbanas de las grandes ciudades como Caracas, Maracaibo, Valencia o Barquisimeto está en unos US$ 700. Es decir, cerca de un tercio o un cuarto de lo que podrían valer unidades similares en Chile. En los casos de viviendas nuevas, su precio incluye el costo en el que cada propietario debe incurrir, ya que en Venezuela, como ocurre en Estados Unidos, la entrega se realiza sin terminaciones, las que corren por cuenta de cada dueño. En medio de la hiperinflación, los precios están indexados al valor del dólar. Se requiere de una visa especial para poner la propiedad a nombre de un inversionista extranjero, un trámite que puede no ser expedito ante las autoridades consulares.

“He sabido de casos de inversionistas chilenos que están invirtiendo en Venezuela, básicamente esperando, porque esta es una buena oportunidad de comprar muy barato. Obviamente, no hay punto de comparación con Chile, porque son realidades completamente distintas. Esta es una inversión de alto riesgo/alto retorno, para inversionistas muy osados. Los que vendieron, es gente que quería salir”, señala Juan Nagel, un profesor venezolano de la Universidad de los Andes.

Inversionistas individuales

Aunque no se puede hablar de un boom de demanda propiamente tal, el perfil de los inversionistas es mayoritariamente de personas individuales -muchos venezolanos, por cierto-, que aunque pueden ver las ofertas existentes en sitios especializados, más bien se pasan datos de boca a boca. También hay fondos de inversión detrás de estas operaciones, pero básicamente son personas. Como en todo mercado inmobiliario, lo usual es pagar un pie -“la inicial”, en buen venezolano- en efectivo, ya sea en dólares o en bolívares, equivalentes al valor del dólar, y el resto se puede concretar en transacciones que no necesariamente se realizan en territorio venezolano.

“Ha entrado una cantidad de inversionistas de distintos tipos que de alguna forma están jugando a algo que podemos asimilar a lo que es un bono basura, es decir, yo invierto poco de mi portafolio en ese tipo de bienes y espero un alto rendimiento. Eso sí, se sigue dando porque hace dos o tres años, la construcción en inmuebles de lujo o de buen nivel se paró. Entonces, hay relativamente poca oferta de inmuebles de buen nivel, lo que ha hecho que estén todavía siendo una protección de valor, pero ahí hay un mercado subyacente interesante para esos inversionistas”, dice Jesús Zerpa, director de rentabilidad de negocios de Infor Business Consulting en Valencia.

“Básicamente, la persona que invierte en Venezuela desde fuera está de alguna forma relacionada con el país, ya sea que conoce a alguien acá, es un fondo de venezolanos que están fuera y están tomando oportunidades desde fuera, o tienen relaciones con algún tipo de venezolanos. En lo principal, el elemento común que hemos visto de la gente de fuera que está tomando esas inversiones es que se trata de individualidades con un buen potencial económico o son algún tipo de fondos o compañías buscadoras de oportunidades del tipo venture capital, pero enfocado en bienes raíces, que está integrado o conformado de alguna forma por venezolanos o tienen algún tipo de relación con venezolanos”, agrega el especialista.

Según observadores, la ofensiva que sin éxito hasta ahora ha desplegado el líder opositor y denominado presidente encargado Juan Guaidó, sobre el mandatario Nicolás Maduro, ha implicado una suerte de congelamiento en nuevas decisiones, con los ojos de potenciales interesados sobre si habrá un desenlace que podría cambiar la situación.

De todos modos, nada es miel sobre hojuelas hoy en Venezuela, y si bien se han realizado operaciones especialmente en el mercado residencial, dista de ser un negocio en movimiento.

“A pesar de que los inmuebles han caído dramáticamente en su valor respecto de hace unos cinco años, hablamos de cifras por encima de un 50%, permanecen fríos. Inmuebles de alto valor, cuyos propietarios aspiran a precios por encima de US$ 1,2 millones, no logran ser colocados aun con precios por debajo de US$ 600 mil. Otros proyectos residenciales, para clase media-alta, permanecen desocupados o inconclusos a la espera de un repunte de los precios y de una estabilidad jurídica que actualmente no existe en Venezuela”, afirma Mario Castro, de Shopping Centers Solutions & Management (SCSM) en Caracas.

Aunque hay inversionistas chilenos, lo que se ha observado ha sido a venezolanos o fondos de ciudadanos de ese país como los más activos.

La arremetida que sin éxito hasta ahora ha desplegado Juan Guaidó, implicó también un enfriamiento del mercado, a la espera de saber un desenlace.

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