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Maduro, asfixiado, pide a Moscú otra refinanciación de deuda

El embajador de Guaidó se reúne este lunes con el Comando Sur de EE.UU.

  • ABC (1ª Edición)
  • 18 May 2019
  • R. M. MAÑUECO/D. ALANDETE

Rusia, país que viene apostando fuerte desde hace tiempo en favor del régimen de Nicolás Maduro, refinanció en noviembre de 2017 la deuda de Venezuela en condiciones muy ventajosas. Moscú aceptó reestructurar 3.150 millones de dólares (unos 2.700 millones de euros) con pago de cantidades mínimas por parte de Caracas hasta 2026. Pero ni aun así un Maduro acorralado por las sanciones y la quiebra de su economía parece estar en disposición de hacer frente al compromiso adquirido con el presidente Vladímir Putin. El embajador venezolano ante la sede de la ONU en Ginebra, Jorge Valero, sugirió ayer que su país se propone seguir recurriendo a Rusia para poder reestructurar su deuda externa.

Ha hablado incluso de la posibilidad de efectuar los pagos en rublos, no en dólares como se estipuló en su momento. En declaraciones difundidas por la agencia rusa Sputnik, Valero afirmó que «siempre tenemos el apoyo solidario de Rusia».

A finales de enero, el viceministro ruso de Finanzas, Serguéi Storchak, reconoció que «es probable que Venezuela tenga problemas para efectuar el servicio de la deuda» con Rusia. Storchak hizo tal anuncio apenas unas semanas después de que Maduro visitara Moscú en diciembre de 2018. Fue entonces cuando el presidente venezolano y Putin acordaron «un nuevo calendario con dos pagos anuales». El viceministro de Finanzas reveló que esos abonos se producen «en marzo y septiembre de cada año» y aseguró que, hasta ese momento, no había habido retrasos.

La economía venezolana, dependiente completamente del petróleo, lleva años sumida en una aguda crisis que ha dejado a los ciudadanos sin productos básicos, como comida y medicamentos, y con una inflación de más de un millón por ciento, según el FMI. A cambio de su ayuda financiera, que quizá no le sea devuelta nunca, Rusia ha conseguido condiciones especiales para la expansión en Venezuela de la petrolera estatal rusa Rosneft, que opera ya en diversos proyectos con un volumen de extracción anual estimada en 9 millones de toneladas de crudo.

Entre tanto, el embajador de Venezuela en Estados Unidos, el líder opositor Carlos Vecchio, se reunirá la semana que viene con un equipo del Comando Sur de las fuerzas armadas norteamericanas para coordinar medidas de «cooperación y planificación técnica y estratégica, con el objetivo de aliviar el sufrimiento del pueblo venezolano y restablecer la democracia», según fuentes de la misión diplomática del país sudamericano en Washington. El presidente interino venezolano, Juan Guaidó, anunció que la fecha será el lunes. Según fuentes del Pentágono consultadas por ABC, se celebrará en Washington y a puerta cerrada, aunque no confirman fecha ni hora del encuentro, el primero de estas características con los enviados venezolanos nombrados en enero por Guaidó tras asumir la presidencia interina de su país.

La sombra de la intervención

El embajador solicitó la reunión formalmente el pasado 13 de mayo. Según el propio Vecchio, le trasladará al jefe del comando, el almirante Craig Faller, que «las condiciones en Venezuela empeoran, como consecuencia del régimen corrupto, incompetente e ilegítimo del usurpador Nicolás Maduro, las cuales trágicamente tienen consecuencias sobre la seguridad nacional en Venezuela, así como en los países vecinos».

Mucho se ha hablado en la Casa Blanca en los pasados meses sobre la necesidad de intervenir en Venezuela, una decisión que el presidente Donald Trump ha dejado apartada de momento. Vecchio afirma en la carta en la que pidió la reunión que la injerencia de Rusia y Cuba en Venezuela, en apoyo de Maduro, supone un riesgo para el continente americano y para EE.UU: «Igualmente preocupante es el impacto de la presencia de fuerzas extranjeras no invitadas que ponen a nuestro país y a otros en riesgo».

El 3 de mayo acudieron al Pentágono los dos principales defensores de la necesidad de intervenir militarmente en Venezuela para deponer a Maduro, el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, y el secretario de Estado, Mike Pompeo. Se reunieron con el secretario de Defensa en funciones, Patrick Shanahan, y el estado mayor conjunto para tratar soluciones a la crisis venezolana.

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