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Maduro bloquea la entrada del convoy de ayuda humanitaria

La Unión Europea, México y Uruguay buscan hoy soluciones políticas para evitar una salida violenta a la crisis que se vive en Venezuela

  • El País (América)
  • 7 Feb 2019
  • S. TORRADO / E. GONZÁLEZ Cúcuta (Colombia) / Buenos Aires
Juan Guaidó toma un autorretrato tras una reunión con representantes del sector agrario, ayer en Caracas.

Militares venezolanos bloquearon ayer con contenedores el puente de Tienditas, que une Cúcuta, en Colombia, con Urena, en Venezuela. La Asamblea Nacional, controlada por la oposición a Maduro, pretende introducir por este paso fronterizo un convoy de ayuda humanitaria con 60 toneladas de alimentos y medicinas. Estos envíos son vistos como una provocación por Nicolás Maduro que percibe esta iniciativa, impulsada también por EE UU, como un caballo de Troya para “una intervención militar” en el país. El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, instó ayer en Twitter a los militares a que permitan el paso de la ayuda. “El régimen de Maduro debe dejar que la ayuda llegue al pueblo hambriento”, escribió. Mientras, Europa y varios países latinoamericanos, encabezados por Uruguay y México, intentan hoy en Montevideo buscar una salida pacífica a la crisis.

La Unión Europea y varios países latinoamericanos, encabezados por Uruguay y México, ensayarán hoy en Montevideo un ejercicio de funambulismo de alto riesgo. El objetivo consiste en propiciar soluciones políticas en Venezuela que eviten opciones violentas. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, admite que la cuestión está difícil: la oposición, encabezada por Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por numerosos Gobiernos extranjeros, rechaza todo diálogo con Nicolás Maduro. “Asumimos un gran riesgo”, dice Mogherini, “porque la situación no es alentadora”.

Estaba previsto crear el Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela en las próximas semanas. Pero la proclamación de Guaidó como presidente el 23 de enero, apelando a la supuesta ilegitimidad de la presidencia de Nicolás Maduro, y su rápido reconocimiento por Estados Unidos y muchos otros países de América y Europa han precipitado los acontecimientos. La reunión de Montevideo, improvisada a toda prisa, debería congregar a representantes de España, Francia, Reino Unido, Alemania, Holanda y Suecia, por parte europea, y Uruguay, Ecuador, Bolivia, México y Costa Rica, por parte americana.

México y Uruguay mantienen una posición particular. Proponen el llamado Mecanismo de Montevideo, con el que, “en atención al llamado del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres”, coinciden en que “la única vía para abordar la compleja situación que prevalece en Venezuela es el diálogo para la negociación, desde una perspectiva de respeto al derecho internacional y a los derechos humanos”, según un comunicado emitido en vísperas de la reunión. Ambos países proponen “una negociación inmediata” entre chavismo y oposición. “El grado de complejidad de las circunstancias no es razón para desestimar las vías diplomáticas”, dicen, desmarcándose de la reciente declaración del Grupo de Lima (13 países latinoamericanos, entre ellos Brasil y Argentina, y Canadá), que reclamó una inmediata renuncia de Maduro.

En la reunión de Montevideo se intentará adoptar una posición conjunta para dialogar con las dos partes en conflicto (se insiste en que no se trataría en ningún caso de una mediación) con el fin de conseguir la liberación de los presos políticos, dotar al Consejo Electoral Nacional de una “composición equilibrada” y preparar unas elecciones presidenciales en las que todos los candidatos puedan concurrir en igualdad de condiciones. Para Maduro, el Grupo de Contacto abre la opción de constituir una “mesa de diálogo” en Venezuela, algo que le conviene porque necesita tiempo para intentar calmar la efervescencia de la calle y frenar el rápido resquebrajamiento de su régimen. Las protestasmasivas de la oposición han extremado la brutalidad represiva del Gobierno chavista.

Ganar tiempo

Una dificultad añadida para el Grupo de Contacto radica en las divergencias dentro de la UE. En el club comunitario, Italia, Chipre, Grecia, Eslovaquia, Rumania e Irlanda no han reconocido a Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, como mandatario de la República encargado de convocar elecciones. Sí están a favor de que se celebren elecciones presidenciales. Son diferencias de matiz, según Mogherini, alejadas del rotundo respaldo a Maduro expresado por China, Rusia, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Bielorrusia, Turquía e Irán.

En principio, la posición de partida del Grupo de Contacto no es muy distinta a la que adoptó tres días atrás en Ottawa el Grupo de Lima. Ambos grupos rechazan todo tipo de intervención militar, algo que EE UUno descarta, y piden al Ejército de Venezuela que deje de respaldar a Maduro. Pero el Grupo de Lima mira con cierta desconfianza al Grupo de Contacto impulsado por la UE, porque considera que sus iniciativas pueden derivar en maniobras dilatorias que ayuden a Maduro a mantenerse en el poder. La jefa de la diplomacia europea descarta esa sospecha: asegura que el proceso a iniciar en Montevideo durará tres meses, ni un día más, y si a principios de mayo no se han logrado resultados, el grupo se disolverá. “Queremos diálogo, evitar la violencia interna y las injerencias internas, no ganar tiempo”, ha afirmado Mogherini.

El Grupo de Lima aplaudió el plan estadounidense de enviar a Venezuela alimentos y medicinas por unos 20 millones de dólares (17,5 millones de euros). Canadá anunció otro envío por 40 millones de dólares. La idea es situar la ayuda en zonas fronterizas de Colombia y Brasil y conseguir que entre con el consentimiento del Ejército venezolano. Los militares bloquearon ayer un puente en el límite con Colombia.

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