Normalmente los países tropicales, como este nuestro del Ecuador, en poca extensión de terreno posee tierra fértil, que al sembrarlo, produce de todo; uno de esos productos es el verde, así llamado por el pueblo o el plátano para nosotros; pero el plátano verde, cuando pasa el tiempo tiende a caer de la planta, ¡porque ya está Maduro! Esto es como una especie de sinonomato por el nombre de este articulo. Porque me refiero a maduro, al ‘presidente Maduro’. Desde hace mucho dirige o mal dirige, el Estado venezolano, donde ahora su gente se está muriendo en la miseria y en el hambre.
Para la mayoría del mundo
es inexplicable cómo es que un país que tiene las riquezas más grandes del mundo, puede llegar a tal extremo, porque Venezuela, el golfo de Maracaibo y otros, se han constituido en la proveedora más grande de petróleo y de gas. Ellos abastecen, los venezolanos, a bajo costo a todas las repúblicas caribeñas. A Cuba y a otros estados del mundo. Casi, regalan su petróleo. Lo grave es que el pueblo venezolano se está muriendo de hambre.
Conocemos que allí el precio del galón de petróleo no excede a los 10 centavos de dólar. Pero los automotores venezolanos, para el consumo diario no tienen gasolina. ¿Estoy fantaseando o qué? ¡Amigos es la verdad! es fácil entrar al Internet y observar en la capital venezolana, Caracas, muchos carros esperando en las estaciones de servicio para proveerse de combustible y no lo hay. ¿Qué ocurre? ¿Cómo lo explicamos? ¡Trataré!
Las potencias mundiales que
son consumidoras y proveedoras al mismo tiempo de petróleo, hacen su negocio y Venezuela le debe a EEUU, a Rusia y a China millones de dólares y ellos mantienen este asunto “sin luz y sin agua” para saciar sus ambiciones políticas y económicas. ¿Y qué hacen las Naciones Unidas para poner fin a esto? ¡Hasta el momento nada! Y se están transformando en cómplices de la muerte y no sabemos hasta cuándo pueda resistir el pueblo venezolano.
Ese pueblo que abandona sus hogares, algunos con tiernos hijos, para ir a buscar mejores destinos que le brinden oportunidades y ellos, los hambrientos venezolanos emigrados cometen desatinos, piden caridad y hasta matan. Grave problema para el mundo. Y nosotros, desde acá, de estas riberas de la verde selva esmeraldeña nos afligimos ante tan grave hecho.