La Razón (Cataluña)6 May 2020RAFAEL FDEZ
La cosa está lejos de una «Bahía de Cochinos». Cualquier parecido entre la Cuba de Fidel y la Venezuela de Maduro no resiste la comparación: la oposición, mayoritaria, no está dispuesta a transigir con que el bolivariano envejezca al frente de Venezuela. Para evitarlo, el líder chavista ha puesto en marcha una eficaz máquina represiva. La última excusa es el confuso «intento de invasión» que ha dejado un saldo de once muertos y en el que ha involucrado a Estados Unidos. «Nos atacan mientras estamos de cuarentena» se lamentaba Nicolás Maduro. Un llanto que mudó a ira –contra Juan Guaidó, líder opositor– de inmediato. De poco ha valido que éste se desvinculara de la llamada operación «Gedeón»; la Fiscalía venezolana lo acusa de contratar a unos mercenarios –poco más de una docena– para perpetrar una supuesta invasión. Parece una fuerza poco operativa para dominar todo un país. No importa, Maduro tiene más artillería para su culebrón represivo. Ahora deja los salones de la Asamblea y vuelve a las calles. A él la pandemia no le importa. Tanpoco los casi 50 muertos en la represión de un motín carcelario. Es protagonista.