Al menos ocho toneladas de oro fueron retiradas de las cámaras acorazadas del Banco Central de Venezuela la semana pasada, aseguraron a Reuters un diputado de la oposición y tres fuentes del gobierno ilegítimo, en el último síntoma de la desesperación de Nicolás Maduro por obtener efectivo tras el endurecimiento de las sanciones.
El oro fue sacado en vehículos oficiales entre el miércoles y el viernes, cuando no había presentes guardias de seguridad y el presidente del Banco Central, Calixto Ortega, estaba en el extranjero, señalaron el parlamentario Ángel Alvarado y las tres fuentes del gobierno ilegítimo, que hablaron bajo anonimato. Aunque el embajador de Italia, Antonio Bernardini, cuyo país aún no lo reconoce como presidente interino.
División en la ONU
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas trató ayer por segunda vez esta semana la situación de Venezuela. Allí se volvió a escenificar la división en la comunidad internacional ante la negativa de Maduro a la entrada de ayuda y a una transición democrática.
Rusia y China vetaron una propuesta de resolución de EE.UU. que buscaba que se permita la entrada de ayuda humanitaria e iniciar «un proceso político pacífico» que lleve a unas elecciones «libres, justas y creíbles», informa no precisaron adónde fue enviado el oro, Alvarado aseguró que «planean venderlo ilegalmente en el extranjero».
En 2018, 23 toneladas de oro extraído de las minas fue transportado de Venezuela a Estambul en avión, según fuentes y datos del gobierno turco. El Banco Central compró parte de ese oro, que fue exportado a Turquía, indica Reuters. Por otra parte, el régimen de Maduro ha tratado de repatriar en torno a 31 toneladas de oro del Banco de Inglaterra ante el temor de que quede retenido por las sanciones. El ministro de Exteriores ilegítimo, Jorge Arreaza, declaró el miércoles, en una reunión de la ONU en Ginebra, que el Banco de Inglaterra ha bloqueado los activos del régimen.
El embajador de Francia, François Delattre, aseguró que la propuestano suponía «una base legal para el uso de la fuerza ni es un intento de minar la soberanía de Venezuela».
Rusia, por su parte, presentó otra propuesta que llamaba al diálogo, pero que se centraba en oponerse al uso de la fuerza y en la defensa de la soberanía representada por la dictadura chavista. Al cierre de esta edición no se había votado. Para Delattre, ese texto «no contiene una solución para la crisis» y crea la «ilusión» de una situación que no es real en Venezuela: «Nadie puede negar la crisis humanitaria, y el borrador ruso ni siquiera lo menciona».