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Pese al cierre de la frontera, por el puente y por las trochas siguen cruzando los venezolanos.

La Opinión17 Mar 2020

El señor

Alejandro Mendoza de la población de Rubio, estado Táchira, es uno de esos casos excepcionales que están pasando el puente internacional Simón Bolívar desde Venezuela hacia Colombia. En silla de ruedas, en compañía de su esposa y con su informe médico en mano pasó, ayer, la estructura quejándose del dolor por la cirugía de colon que le hicieron hace apenas 15 días en el Hospital Erasmo Meoz, hacia donde se dirigía a su consulta.

El paso estrictamente humanitario y urgente es lo único que está permitido pasar por los puentes que comunican a ambos países, por Norte de Santander. De resto nadie pasa del vecino país hacia acá, exceptuando a los cientos que se arriesgan a atravesar por entre las trochas, situación que no para.

Tras el cierre de frontera el pasado sábado 14 de marzo como medida de prevención ante el coronavirus, los tres pasos binacionales han permanecido cerrados. Sin embargo, y a pesar de que la movilidad es casi nula, aún hay personas que siguen regresando hacia San Antonio.

En grupos de 200 personas Migración Colombia y la Policía Nacional están permitiendo el paso de regreso por el puente hacia el estado Táchira. Sobre todo de aquellas personas que vienen viajando de otras ciudades del país, como es el caso de Mayerling Rondón, quien viene desde Cali hacia el estado Carabobo, en el centro-norte de Venezuela.

“Pensé que no nos iban a dejar pasar, porque estamos desde las 6:00 de la mañana esperando”, contó la mujer mientras caminaba agotada arrastrando la gran maleta a paso apresurado, en los 315 metros que tiene el puente.

“La medida del cierre es respetable, pero también es humano dejar regresarnos a aquellos que veníamos viajando o los que quedaron represados de este lado de Colombia”, dijo la mujer antes de que el hombre que traía detrás en la fila le dijera “apura mija hay calor y queremos llegar”.

EN EL TEMPLO HISTÓRICO

Las personas que van de regreso a Venezuela por el puente Simón Bolívar están aguardando en las inmediaciones del templo histórico del General Santander, a una distancia aproximada de dos kilómetros y medio del puente.

Funcionarios policiales conforman las filas de 200 personas y las llevan caminando desde este punto hasta el paso fronterizo.

Carretilleros, taxistas, algunos vendedores informales y buseteros que trabajaban en la autopista San Antonio, cerca del puente, ahora se tomaron las inmediaciones del monumento de la casa natal del General Santander, sitio que se ha convertido por ahora en su lugar de trabajo.

La crítica de los habitantes de las urbanizaciones cercanas radica en el desorden de tener a este conglomerado justo frente a las entradas de los conjuntos residenciales. “¿De dónde está saliendo tanta gente?, porque entendemos que los primeros días del cierre era explicable tantas personas, pero ya han pasado varios días y siguen llegando. Las autoridades deben permitir el paso solamente a aquellos que realmente vengan de viaje de otras ciudades o países”, señaló Ricardo Rodríguez, habitante de una de las villas.

El panorama en el puente Francisco de Paula Santander es completamente distinto porque se encuentra completamente solitario, solo el personal de Migración Colombia, la Dian y la Policía Nacional custodian la estructura.

EN LAS TROCHAS

Por las trochas la situación ha mermado. “Sigue pasando gente, pero ya no como el primer día del cierre”, dijo Leonel Ruiz, residente de La Parada.

En la Marranera, una de las trochas principales, la Policía Nacional está doblando los turnos. Al igual que en el resto de los pasos ilegales conocidos en esta zona como La Playita, la Marina, y en algunas de las que se ubican en la vía Boconó, donde se vio presencia policial solo por momentos.

Pero por estos pasos ilegales sigue pasando gente en menor cantidad que en las trochas situadas más cerca al puente Simón Bolívar.

“Los policías están cerca del río como hasta las 10:00 de la noche y luego se meten propiamente al barrio, por donde están las casas hasta el día siguiente que viene la otra guardia y los releva. Hay bastante de ellos, pero es imposible que controlen todas las trochas”, dijo Juvenal Pernía, de La Parada.

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