Las multinacionales españolas con intereses en Venezuela como Repsol, Telefónica, BBVA, Mapfre y Meliá, se preparan para asumir en sus cuentas de cierre de 2018 ajustes por la crisis política y económica que atraviesa el país. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no ha realizado ninguna petición explícita, pero vigilará que las empresas incluyan cualquier incidencia significativa. Las compañías han ido reduciendo en sus cuentas la mayor parte del riesgo y la exposición en el país. Los ajustes adicionales del cuarto trimestre no serán muy elevados, pero minimizarán la exposición patrimonial en el país.
Según fuentes del mercado, las principales compañías mantendrán en el cuarto trimestre la misma política que han realizado hasta ahora, de provisiones en el caso de Repsol y de ajustes por la hiperinflación y por el hundimiento del bolívar en el resto.
Repsol redujo su exposición patrimonial a Venezuela a 30 de septiembre pasado hasta 796 millones de euros, incluyendo los activos netos en el país y la financiación otorgada a las filiales, poco más de un tercio de la cifra de un año antes. En 2017 anunció un deterioro del valor de los activos en Venezuela por 434 millones y hasta septiembre de 2018 llevaba ya provisionados otros 497 millones por riesgo de recuperación de créditos, activos fiscales e inversiones. Con las nuevas provisiones, saneamientos y deterioros a cierre de año la exposición patrimonial quedará muy reducida. Además, Repsol ha recibido seis barcos con petróleo y gas en pago de deuda desde octubre pasado. Está por ver si el agravamiento de la crisis y las sanciones internacionales complican cobrar la deuda en especie. En todo caso, los expertos señalan que la salida de la crisis para Venezuela gobierne quien gobierne pasa por el petróleo y lo que parece un amenaza puede acabar convirtiéndose en una oportunidad.
En el resto de las compañías, la exposición al país no se ha reducido tanto por provisiones (aunque ha habido algunas) como por el hundimiento del bolívar, cuyo valor se ha desplomado un 99,99999% en los últimos años.
Telefónica llegó a facturar en Venezuela más de 3.500 millones de euros en 2013, más de un 6% de los ingresos del grupo. En 2017 solo ingresó 106 millones y este año la cifra puede quedar por debajo de 20 millones. Las sucesivas devaluaciones tuvieron un impacto superior a los 7.500 millones en pasados ejercicios, pero este año el efecto en resultados será mínimo, y la compañía tendrá que hacer solo algunos pequeños ajustes en balance a cierre de año. Por ejemplo, el valor de sus activos no corrientes en Venezuela a 30 de junio era de 261 millones cuando Telefónica aplicaba un tipo de cambio de 2,37 millones de bolívares fuertes por dólar, pero desde entonces la moneda se depreció otro 97% hasta cierre de año.
BBVA cuenta con la red de Banco Provincial, que cerró el primer semestre de 2018 con 3.781 empleados y 324 oficinas. Fuentes de la entidad financiera rechazaron hacer comentarios sobre la actual situación de sus cuentas en Venezuela y emplazaron a la presentación de resultados de la compañía, prevista para hoy viernes. Al igual que ha sucedido con Telefónica, el banco ha minimizado el negocio en Venezuela por la devaluación del bolívar. Las últimas cifras que publicó, a 30 de junio pasado, indicaban para su filial venezolana un valor en libros de unos 100 millones de euros y unos activos ponderados por riesgo de 572 millones, pero desde entonces el bolívar se ha devaluado un 99%, así que tendrá que reflejarlo en sus cuentas de cierre de año.
La devaluación también ha hecho que se volatilicen los 1.000 millones de ingresos que llegó a lograr Mapfre en el país en 2014. En 2017, la aseguradora contabilizaba un patrimonio neto en las filiales en el país de 38,2 millones, que se había reducido a 15,6 millones a septiembre y sufrirá un nuevo (pero pequeño) ajuste a cierre de año.
Meliá, con un hotel en propiedad en Caracas, acumulaba un efecto negativo en patrimonio de 158 millones en 2017 y sufrió otro impacto de 23,1 millones en el primer semestre.
La filial de BBVA tenía a mediados del año pasado un valor en libros de solo unos 100 millones y la de Mapfre, de 15,6 millones