El conflicto interno venezolano está muy influenciado por las posturas de Estados Unidos y la Unión Europea. El primero reconoce a Juan Guaidó como el legítimo gobernante de Venezuela, mantiene severas sanciones a integrantes del régimen de Maduro, acusaciones penales contra el gobernante y su entorno y restricciones a la la economía venezolana. Este jueves, el secretario de Estado, Mike Pompeo, emitió un comunicado reafirmando que la liberación de 110 presos y perseguidos políticos, no soluciona la crisis política. No solo porque quedan cientos de encarcelados y acusados, como el propio Juan Guaidó e integrantes de su gobierno interino, sino porque las condiciones democráticas del país siguen siendo inexistentes.
El Departamento de Estado volvió a calificar como «farsa» las elecciones convocadas para este diciembre próximo, ratificando que junto a sus aliados internacionales no legitimará un fraude electoral. En círculos políticos se comenta que pudieran producirse más sanciones personales contra quienes participen de esa «farsa».
La Unión Europea no ha cambiado su posición con respecto a Venezuela y esas elecciones, pero no se ocupa de mostrar tantos dientes. Por una parte, estaba enterada de las negociaciones que condujeron a abrir celdas el pasado lunes, según confirmó el canciller turco al revelar que sostuvo reuniones con actores opositores como Henrique Capriles y el diputado Stalin González, en coordinación con la UE, en un proceso que finalmente produjo que Maduro supuestamente aceptara «condiciones electorales»; y ha participado de instancias como el Grupo de Contacto para impulsar mecanismos de diálogo en Venezuela.
Maduro también se mueve, y pone la mirada en Bruselas. El 1 de septiembre, envió una carta al Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, para invitar al bloque a enviar observadores internacionales para el proceso electoral del 6 de diciembre. El texto firmado por el canciller Jorge Arreaza enumera algunas garantías electorales resultado de «un intenso proceso de diálogo». «La confirmación de su participación en este proceso constituirá un respaldo europeo a los medios políticos, pacíficos y negociados que deben prevalecer», termina la misiva enviada a Borrell. Hasta ahora no ha habido pronunciamiento formal de Bruselas. El 11 de agosto pasado Borrell emitió un comunicado en el que declinaba enviar una representación para la observación internacional para el 6 de diciembre por considerar que no existen las condiciones adecuadas para llevar a cabo los comicios.