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Sueños frustrados en Venezuela

Las lágrimas brotaron de los ojos de Gabriel Malavolta el sábado cuando se dio cuenta de que su sueño de una nueva vida en Perú había terminado, al menos por ahora. El mecánico venezolano de 50 años huyó de su país hace tres días con la esperanza de cruzar a Ecuador para luego llegar a Lima, ya que la aguda crisis económica en Venezuela lo dejó sin los medios básicos de supervivencia.

Malavolta, quien viajó en autobús con su prometida Yenny a la ciudad fronteriza de Ipiales, en el sudoeste de Colombia, comentó que recién en el tramo final del viaje se enteró de que su plan se había arruinado. Desde las primeras horas del sábado, las nuevas normas establecidas por el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, prohíben a los venezolanos ingresar al país sin un pasaporte válido. Anteriormente, podían hacerlo con sus tarjetas de identificación nacionales.

Malavolta tiene un pasaporte, pero su prometida sólo posee una tarjeta de identificación. Llegaron al cruce fronterizo de Rumichaca seis horas después de que la nueva regulación entró en vigor.

“Pues yo no sé qué vamos hacer, pero no podemos volver. Yo no puedo dejar que mi novia se devuelva, porque va a pasar hambre allá”, señaló, sentado en una tienda de campaña de la Cruz Roja en Ipiales.

“No tienes idea de qué se trata, familias enteras comen de la basura”, dijo al describir cómo se vive en Caracas.

Más de un millón de personas han abandonado Venezuela para vivir en Colombia durante los últimos 15 meses, según estimaciones de las autoridades, pero Ecuador también ha recibido a miles de inmigrantes venezolanos.

Alrededor de 300 personas se alinearon en el cruce fronterizo de Rumichaca el sábado temprano. Al igual que la prometida de Malavolta, muchos indicaron que no tenían pasaporte para ingresar a Ecuador. El Gobierno de Perú anunció medidas de inmigración similares el viernes y comenzará a exigir pasaporte a los venezolanos el 25 de agosto.

En Ipiales, inmigrantes venezolanos que estaban amontonados bajo cobijas en tiendas de campaña dijeron la noche del viernes que habían viajado por días haciendo dedo. Exhaustos y hambrientos por sus viajes, algunos habían reunido algunos pesos para comprar comida.

“Entiendo las razones por las que lo hace Ecuador, que tiene que ver con temas de seguridad. Sin embargo, creo que hay que entender que este fenómeno es particular, dado que el Gobierno de ori- gen no está emitiendo documentos de identidad a las personas que están saliendo de Venezuela”, dijo a Reuters Jorge Enrique Quiñónez, representante adjunto de UNICEF Ecuador.

En los últimos dos años, muchos venezolanos han tenido problemas para obtener pasaporte en medio de la crisis económica que vive el país miembro de la OPEP. Mientras esperaba en la fila para sellar su documento, Berta Castañeda, una maestra de matemáticas de 43 años, dijo que conocía a personas que habían estado esperando el documento durante años.

“El proceso demora demasiado”, dijo. Adrianil Blanco estaba sentada en el suelo a las afueras de un baño público, sollozando con la cabeza entre las manos.

Incapaz de pagar el boleto del autobús, pasó dos semanas haciendo dedo y caminando para llegar al puente de Rumichaca. Sus zapatos de lona desgastados eran un testimonio de su largo viaje.

Ella llegó a la frontera antes de la medianoche. Sus amigos y compañeros recibieron sus sellos de entrada justo a tiempo, pero el suyo fue denegado. Ella no tiene pasaporte y su tarjeta de identificación nacional -un pedazo de papel laminado- resultó dañada durante el arduo viaje, por lo que los funcionarios fronterizos ecuatorianos no le permitieron usarla. “Ellos no entienden que nos mojábamos, dormimos en la calle, el frío”, dijo mientras las lágrimas corrían por su rostro.

Christian Kruger, jefe de la autoridad migratoria de Colombia, dijo el viernes que su país ha aplicado las reglas sobre asuntos migratorios de forma flexible para dar una “mano” a los venezolanos.

“Estamos hablando de 3.000 personas diarias, sólo venezolanos, que cruzan a diario el paso fronterizo de Rumichaca. Si se empiezan a acumular varios días vamos a ver una población muy grande”, dijo.

Solo este año, 423.000 venezolanos han pasado por la frontera de Rumichaca. Pero para Blanco, Malavolta y su prometida, la falta de pasaportes significa tener que buscar en otra parte un nuevo comienzo.

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