En medio de una marcha multitudinaria en Caracas y en el resto del país, el titular del Congreso se proclamó presidente interino. Denuncia que el líder chavista usurpa el cargo. Frente a una movilización organizada por el régimen, Maduro anunció la ruptura de relaciones con Washington y les dio 72 horas a sus diplomáticos para abandonar Venezuela. La Casa Blanca desconoció el ultimátum de Maduro y ratificó que se quedarán en el país. Hubo saqueos, represión y, al menos, 13 muertos entre el martes y ayer.
Venezuela vivió ayer un día de gran conmoción política donde una gigantesca manifestación tomó las calles de Caracas, replicándose en las principales ciudades del país, para repudiar al gobierno de Nicolás Maduro. La multitud terminó siendo reprimida brutalmente por el régimen, lo que dejó al menos 13 muertos entre martes y miércoles. En medio de esta convulsión social, el titular de la Asamblea Nacional (Parlamento), Juan Guaidó, se autoproclamó Presidente interino, una decisión que recibió el reconocimiento formal de Estados Unidos, Canadá, Argentina, Colombia, Ecuador, Brasil, Perú y Paraguay. El hecho dibuja un nuevo escenario en el caótico país caribeño.
Ondeando banderas venezolanas, vestidos de blanco muchos, miles de personas se concentraron en distintos puntos de Caracas y marcharon para exigir a Maduro el cese de la “usurpación del poder” y la convocatoria a elecciones transparentes. Las marchas coincidieron con el 61° aniversario de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en una simbólica celebración.
“Juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional como presidente encargado de Venezuela”, dijo Guaidó ante la imponente concentración. Entre aplausos el dirigente sostuvo que daba este “paso” para “lograr el cese de la usurpación, instalar un gobierno de transición y tener comicios libres”.
El diputado opositor volvió a reclamar el apoyo de los militares venezolanos, sabiendo que es el único sustento real que tiene Maduro, golpeado por una creciente impopularidad. “A las Fuerzas Armadas, nuestro llamado es muy claro, desde este Parlamento te estrechamos las manos y te pedimos que te coloques del lado de la Asamblea Nacional y del pueblo, tu pueblo”, afirmó.
A los pocos minutos el presidente estadounidense, Donald Trump, le dio su respaldo a Guaidó, provocando un efecto cascada en la región. El mandatario norteamericano advirtió que no será sólo una cuestión formal, sino que empleará “el peso completo del poder económico y diplo- mático” de la potencia “para presionar por la restauración de la democracia venezolana”.
Maduro reaccionó rápidamente anunciando que rompía relaciones con Washington. “He decidido romper relaciones diplomáticas y políticas con el gobierno imperialista de los Estados Unidos. ¡Fuera! Se van de Venezuela, aquí hay dignidad carajo!”, lanzó el líder chavista, quien le dio 72 horas a la delegación diplomática estadounidense para abandonar el país. Washington respondió que el gobierno no tiene legitimidad para esa demanda y anunció que su personal permanecerá en Caracas.
Ante la posibilidad de que el régimen adopte la misma actitud con otras embajadas, Guaidó pidió a todas las representaciones extranjeras que desconozcan “cualquier orden o disposición que contradiga el firme propósito del poder legítimo de Venezuela” y que “las misiones diplomáticas, jefes de misión y todo su personal continúen operando en Venezuela con normalidad”.
En las calles, en tanto, la represión volvió a ser salvaje como en las protestas de 2017, que dejaron 125 muertos. Las fuerzas de seguridad, lideradas por la Guardia Nacional Bolivariana, no sólo utilizaron gases lacrimógenos, camiones hidrantes y balas de goma para disolver las concentraciones, sino también armas convencionales, lo que provocó la muerte de al menos 13 personas entre martes y miércoles.
El balance se basa en un relevamiento hecho por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), y comprende a víctimas con identificación confirmada. Se trata de personas asesinadas por las fuerzas de seguridad en distintos barrio de Caracas y en los estados de Táchira, Barinas, Portuguesa, Amazonas y Bolívar.
Por ahora los datos son escasos. Sí se sabe que en Barinas, ciudad al oeste del país, las víctimas fueron identificadas como Wilmer Zambrano (39 años), Gustavo Ramírez (30), Wilmer Mendoza (25) e Iván Antonio Álvarez Fernández (21). En el sureño Estado Amazonas los muertos son Efren Castillo (47) y Johnny Hernández (27), dos dirigentes locales que lideraban las concentraciones contra el regimen de Maduro.
Las fuerzas militares recibieron el respaldo de milicias chavistas armadas, conocidas como “colectivos”, que actúan en forma mucho más despiadada. Fueron estos grupos los que actuaron el lunes y martes contra las protestas y saqueos ocurridos en varias ciudades del país, como anticipo de la gran marcha de ayer.
Pese a la represión, la manifestación principal en Caracas fue de una enorme magnitud. Las avenidas centrales de la capital se vieron abarrotadas por la multitud, mientras uniformados en motos buscaban dispersarlos. “Empezaron a lanzar plomo y nosotros nos estábamos resguardando. La policía me pegó contra la pared y me pegó una bomba en la cara”, contó Gered Prieto, estudiante de 15 años en el Chacao. La protesta de ayer reavivó el ánimo de los venezolanos, que se atrevió nuevamente a reclamar en las calles el fin del régimen chavista.