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Ante la titánica crisis social, política y económica que día a día se agudiza en Venezuela, 11 organizaciones no gubernamentales del área de la salud elaboraron un lapidario informe que alertó que entre 2012 y 2017 más de la mitad de los médicos abandonaron el país.
Según el reporte “Derecho a la Salud”, dado a conocer el jueves, en un período de cinco años, 22.000 profesionales -la mayoría de áreas de pediatría, medicina general, emergencia y cirugía del sistema público- renunciaron a sus puestos y migraron. “Esta cifra representa una pérdida de al menos 55% de personal médico capacitado, sobre un total de 39.900 registrados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en 2014”, explicó el estudio.
A la partida de los médicos, se suman las de 6.600 bionalistas (33% de 20.000) y 6.030 enfermeras (24% de 24.500).
Hasta ahora, ninguna de las medidas adoptadas por el gobierno de Nicolás Maduro, como la reconversión monetaria, el aumento del precios de todos los bienes regulados y las reiteradas alzas al salario mínimo, han conseguido revertir la crisis. Al tiempo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró esta semana que la inflación llegaría a 10.000.000% en 2019.
“Las causas del éxodo de profesionales del área de la salud están bastante claras”, dijo a La Tercera el director ejecutivo de Médico Unidos de Venezuela, Jaime Lorenzo. Según el experto, el retraso en los niveles de tecnología ha llevado a la práctica del oficio hacia los años 50. “Con las deficiencias que hay es muy difícil darle una respuesta a los pacientes y es por eso que muchos colegas han escogido irse. Es muy duro”, agregó.
En el documento también se denuncia que la emergencia humanitaria, que se profundizó en Venezuela a partir de 2015, ha menoscabado el derecho a la salud de los venezolanos.
“Sus impactos se han materializado en la destrucción de un sistema sanitario público ya deteriorado, causando graves daños a la salud de millones de personas, la reaparición y propagación de epidemias erradicadas décadas atrás y miles de muertes en creciente ascenso”, detalla el informe.
En relación con lo anterior y sumado a los efectos de la crisis, trabajadores del área de la salud iniciaron el pasado 24 de junio un paro histórico que sigue sin encontrar respuesta a sus peticiones por parte del Ejecutivo chavista.
Para el representante del sindicato de trabajadores de hospitales y clínicas de Caracas, Mauro Zambrano, “el gobierno no ha dado respuesta a una situación que sabe y conoce. Pero además de ello, ha realizado congresos políticos para hacer creer al mundo que la salud está bien, pero los problemas se agudizan cada vez más”, afirmó a La Tercera.
Un impacto profundo
En medio de la crisis que viven sectores como el de la salud, se estima que cerca del 60% de la asistencia médica que había disponible en 2011 en Venezuela se perdió también entre 2012 y 2017.
Pero la situación empeoró aún más, porque solo entre 2014 y 2015 la proporción de camas utilizadas en los hospitales públicos bajó un 40% debido a un sistema deteriorado, mientras que entre 2015 y 2016, la escala de muertes maternas subió 66% y 30% la de menores de edad.
Pero no solo eso. Desde 2016, más de 300.000 venezolanos en condición grave, es decir, que han sido transplantadas, o padecen hemofilia, cáncer, parkinson, esclerosis y otras, no tuvieron acceso a medicamentos necesarios.
Además, los fármacos de alto costo tampoco están siendo comercializados con regularidad, debido a los recortes en las importaciones.
Al mismo tiempo, las enfermedades transmisibles aumentan a diario al interior de Venezuela. Se espera que a fines de 2018 se registren al menos 700 mil casos de malaria, y 500 muertes por este trastorno que ya se esparció por todo el territorio. La difteria y el sarampión, también dan cuenta de la cruda realidad, con 168 y 64 fallecidos desde 2017 a septiembre de este año