Shirin Ebadi es una mujer de un metro con cincuenta centímetros, de ojos café intenso y mirada de proyectil. Es la primera iraní y musulmana en recibir un Premio Nobel de la Paz (2003), una de las primeras mujeres en ejercer como jueza en su país y la primera en acceder a la presidencia de un tribunal. Es, además, una de las invitadas al Hay Festival Cartagena 2019, donde arribó para conversar y reflexionar sobre democracia y paz.
Para Ebadi, la democracia es como una planta. No solo hay que regarla cada día; es decir, que si se le quiere cuidar, “no puedes arrojarle solo un gran balde y creer que ha sido suficiente”. Esto, traducido a la democracia, significa lo siguiente: “no creas que hiciste tu tarea solo con votar”.
Sobre la paz, esta abogada exiliada en Londres defiende que debería estar por encima de la justicia. Ebadi aboga por el atraso de la aplicación de condenas a los criminales y a los que siembran la guerra para darle oportunidades y permisos a la paz, enfocarse en las víctimas. Conversamos con la Nobel de Paz, que contó con el apoyo de una traductora de farsi (idioma persa) al español.
PUsted insta porque la justicia sea atrasada en pro de la paz. Pensemos en una víctima o una familiar de una víctima del conflicto armado en Colombia, ¿cómo aplicar ahí esta premisa?
RPrimero estudiamos las necesidades de esta familia, por ejemplo, si tienen o no un hogar. Debemos saber qué necesitan para que puedan comprar una casa, ofrecer becas para que sus hijos puedan entrar a la universidad y a la hora de contratarlos, las familias de las víctimas deben tener una prioridad sobre las demás. También es importante que un día al año lo autoproclamemos co- mo el Día de las Víctimas y lo que haríamos ese día es agradecerles a las familias de las víctimas, porque ellos le han dado prioridad a la paz.
PHa dicho que la democracia es una planta, que no es suficiente que los ciudadanos ejerzan el derecho al voto, ¿cómo aportar individualmente, desde la cotidianidad, a la democracia?
RMuchos de los ciudadanos, cuando se enfrentan ante un problema, solo se enfadan. Entonces se preguntan “¿para qué nos sirve votar?” y creen que ya no sirve de nada. Frustrarse no arregla las cosas. Hay que preguntarse quién es el responsable de lo que está mal, los problemas hay que hablarlos y planteárseles a la sociedad. Habrá que nombrar a esas personas para que sientan vergüenza y culpa. No hay que permitir que aquellas personas escogidas como sus representantes sean desleales al voto que han emitido a favor de ellos
PDesde el acuerdo de paz, los asesinatos a los líderes sociales se han incrementado. Es un mensaje de miedo el que se envía ¿qué hacer o qué reflexiones hace usted sobre esto?
R¿Quién cree que es el responsable de la seguridad de los ciudadanos?, ¿la policía qué debe hacer cuando no hay seguridad en una ciudad? Da igual si es un ciudadano de a pie o una activista social. El tema está en garantizar la seguridad. Más encima de la policía, está el ministerio, ellos deben rendir cuentas. De nada nos sirve lamentarnos, ellos tienen que responder en lugar de estar tristes por perder un ciudadano. Hay que unirse y plantarse en la puerta del jefe de policía y manifestarse por lo que ocurre. Hay que salir a las calles. Si la sociedad muestra una reacción a lo que sucede, no volverá a ocurrir eso que temen.
P¿De lo vivido en Irán, de su experiencia, qué lecciones pueden aprender otros países, sin importar los límites geográficos?
R Lo importante es conocer los pensamientos de unos y otros, saber los problemas que tenemos. Le pondré un ejemplo: cuando hay muchos robos en una ciudad, no es suficiente con castigar al ladrón, tenemos que ver por qué la gente roba. ¿Si tiene un trabajo, acaso iría a robar?, ¿si tiene sus necesidades cubiertas, estaría dispuesto a matar por tener dinero? Tenemos que tomar muy en serio los orígenes y síntomas de la sociedad para saber cómo nacen los conflictos. No hay que decir: es suficiente con castigar a quien comete un crimen.
P¿Cuál es su mirada sobre la situación actual de Irán?
RVenezuela se parece mucho a Irán y si el gobierno iraní continúa de esta manera, de aquí a dos años se va a repetir lo que ocurre en Venezuela. La gente saldrá a la calle cada día más. Los que están en el gobierno se enriquecen en lugar de responderle a la gente y meten a la cárcel a quienes protestan. Llevarlos a la cárcel no hace nada porque luego saldrán otros más a protestar. Los que tienen hambre y los que han dejado en la ruina no se van a callar. Me pone contenta ver cómo el pueblo se revela contra el gobierno de Venezuela. Debo decir también que el gobierno iraní es amigo del de Venezuela. Cuando la gente se comenzó a manifestar, el gobierno iraní mando a unos cuantos a la embajada de Venezuela en Irán diciendo que “nosotros apoyamos a Maduro”. Quedamos ridiculizados.
PHablemos de Venezuela y del rol que están jugando países como Estados Unidos, ¿siente que se trata de una presión diplomática o intervencionismo?
RNo creo que haya habido intervención de nadie, no hay ningún ejército allí, no ha pasado nada. La gente ha estado protestando desde hace mucho contra Maduro, que no hace caso. El parlamento escogió a Guaidó y el mundo ha dicho “aceptamos lo que quiera el pueblo, no lo que dice un dictador que hace lo que se le da la gana”. Tampoco creo que sea presión, simplemente es apoyo y respeto a la sociedad que lo merece. A Maduro le encantaría una guerra civil, pero me ha encantado que el pueblo se levanta y manifiesta sin necesidad de armarse.