En medio de la escasez de divisas, lo que provocó un salto en la cotización del dólar paralelo, el gobierno venezolano decidió liberar parcialmente el tipo de cambio que controla en forma férrea desde hace 16 años. El Banco Central autorizó a las entidades financieras del país a realizar la compra y venta de moneda extranjera a personas físicas y jurídicas, aunque cumpliendo ciertos requisitos.
La entidad señala que los bancos podrán pactar a través de su mesas de cambio entre clientes de sus instituciones “o en transacciones interbancarias, operaciones de compra y venta de monedas extranjeras por parte de las personas naturales y jurídicas del sector privado”. Sin embargo, no especifica cuándo entrará en vigencia el nuevo mecanismo.
En el artículo 6 agrega que “los interesados en presentar cotizaciones de oferta o demanda de monedas extranjeras a través de las mesas de cambio de los operadores cambiarios podrán hacerlo sin restricción alguna”, aunque cumpliendo ciertos requisitos.
Para que las personas jurídicas o naturales puedan presentar sus cotizaciones, advierte, deben “haber cumplido satisfactoriamente con los procesos de debida diligencia por ante el operador cambiario respectivo” y ser clientes de una institución bancaria del sistema financiero nacional.
La resolución del Banco Central explica que las entidades financieras tendrán que informar al ente emisor “el tipo de cambio promedio ponderado resultante de las operaciones pactadas al final de cada jornada”, e indicar el volumen transado. Conforme a la información que le suministren los bancos, el Central publicará diariamente en su página web el tipo de cambio del día.
Con este anuncio entra en vigencia en Venezuela un nuevo mecanismo para la compra y venta de divisas a través de mesas de cambio, y queda derogado el llamado Dicom, un sistema de subastas que operaba desde 2017. Además, la medida también implica el levantamiento del control de cambio que opera en el país desde 2003, y por el que el Estado tenía el monopolio de divisas.
Pese a las esperanzas que despertó el cambio de política, economistas como Asdrubal Oliveros, de la firma Ecoanalítica, señalan que “la medida no puede llevarse a cabo en la práctica” debido a la “agresiva política de encaje, el marco regulatorio, la hiperinflación y la depresión de la economía”. A esto, apunta el especialista, hay que sumarle “las limitaciones que tienen las entidades financieras para operar a través de los bancos corresponsales”, producto de las sanciones financieras de EE.UU.
Para el economista Luis Oliveros, con el nuevo sistema “murió” Dicom, “pero el control de cambio sigue”. “Ahora vamos a un sistema de mesas de dinero en la banca. ¿Es buena noticia? Sin duda, pero llega con varios años de atraso. La crisis y las sanciones limitan su acción”, sostuvo.
Oliveras explica, además, que “en todo mercado la oferta es fundamental. ¿De dónde va a salir la oferta de este nuevo sistema? Pdvsa no puede ni pagar sus deudas, BCV menos. Entonces todo el peso recae en los privados y sabemos qué ocurre en Venezuela cuando eso se plantea”. ■